Tenemos que admitir, aunque resulte doloroso, que el deporte en República Dominicana recibe un muy bajo presupuesto, se podría decir que llega al punto de la mediocridad, a pesar de las tantas glorias que ha obtenido en las últimas dos décadas en eventos de todos los calibres, como Juegos Olímpicos, Panamericanos y Centroamericanos y del Caribe, entre muchos otros.
Esa realidad es incuestionable, por lo que el Estado debe mejorar sustancialmente las partidas que se consagran todos los años en el presupuesto nacional, en el entendido de que el deporte es una de las actividades que más beneficia a la población en términos generales, aunque muchos responsables abogan por esa mejoría, se hagan los ciegos, sordos y mudos al respecto.
Otro factor que incide negativamente desde hace tiempo en la mejoría de esa actividad, es el retiro, por causas hasta el momento desconocidas, porque no se ha dado ninguna explicación, es el retiro masivo de empresas privadas que antes invertían sumas multimillonarias.
Excepto por el programa Creando Sueños Olímpicos, mejor conocido como Creso, donde unas 10 empresas aportan al desarrollo físico y académico, los deportes hoy están huérfanos de aportes económicos.
Ante tantas carencias, hay que destacar los aportes que viene realizando el Banco de Reservas en el apoyo al deporte, tanto en eventos profesionales como aficionados.
Si damos un vistazo, podemos constatar que no hay pocas actividades que no cuenten con el respaldo de esa entidad autónoma del Estado, por lo que se hace necesario una mayor integración de otras instituciones que se sumen al Banreservas en ese objetivo.
El deporte es una inversión rentable desde cualquier óptica, por lo que no se puede permitir que siga operando de forma lastimera, porque es una situación que desdice de los tan cacareados anuncios, y efectuar a la mayor brevedad un cambio en las estructuras obsoletas y conservadoras que tenemos.