El deporte debe estar en estos momentos como una de las industrias más productivas del mundo, tomando en consideración la relación inversión-beneficios.
En la medida que se invierte más y bien, se logran buenos resultados.
En la República Dominicana muchas veces, por no decir que siempre, se exigen buenos resultados cuando se participa en eventos internacionales, pero si no se ejecuta la inversión adecuada, en algunos casos ninguna, qué más se puede esperar.
Y esa ha sido la historia del deporte dominicano.
La mayoría de las victorias importantes alcanzadas en competencias de equipos o individuales, ha sido producto del esfuerzo propio de los atletas, o de los pocos promotores que arriesgan algunos miles de pesos, en busca de dar “un palo” si logran el triunfo con algún pupilo que “adopten”.
En disciplinas como el boxeo, tenis de campo, baloncesto y béisbol, donde el país tiene excelentes exponentes, la inversión como Estado ha sido mínima, por no afirmar que prácticamente nula.
Los gobiernos deben entender, de una vez por todas, que es prioritario invertir en deportes, pero al armar el presupuesto se hacen de la vista gorda.