Desde niña he visto como en cuanto a la medicina se refiere el paciente acude al especialista que corresponde con su necesidad. Si la persona sufre del corazón visita el cardiólogo, si sufre del oído visita a un otorrinolaringólogo y así sucesivamente; pero cuando se trata de la odontología es muy común querer resolverlo todo con un mismo profesional. Es como si entendieran que más de un especialista para un órgano tan pequeño como lo es un diente fuese innecesario.
Tengo para decirle a usted mi querido lector que un odontólogo general no puede trabajar todos los casos de manera correcta. Haciéndome responsable de esta opinión, aseguro que es imposible el que un sólo profesional sea exitoso en todas y cada una de las áreas odontológicas, en alguna u otra rama tendrá debilidades, es por esto la importancia de realizar un postgrado en un área específica.
Hoy en día hay muchos odontólogos «de moda», «de los famosos», «de oferta», entre otros, pero lamentablemente no todo el que hace escándalo está capacitado y entrenado para realizar el tratamiento que ofrece.
Por otro lado, conozco odontólogos que cursan dos especialidades distintas, se dedican a las dos y en ambas son muy buenos, porque el éxito radica en pasar por una escuela y prepararse en cada una de esas dos áreas. Sin embargo no todos están dispuestos a fajarse y estudiar dos especialidades, por lo tanto admiro y aplaudo a los que sí se atreven.
Es responsabilidad de cada paciente exigirle a su odontólogo que le muestre el título de la especialidad que realizó, y de no tenerlo o el profesional no querer mostrarlo, le aconsejo que busque una segunda opción. Cuando a usted le muestren dicho título, tómese el tiempo para leerlo, no es lo mismo hacer un curso y tener un diploma que completar un programa de postgrado en una universidad.
Otra forma también de protegerse es investigar cuál es la página web de cada especialidad en odontología, cada grupo tiene la suya, en esa página usted podrá encontrar la lista de especialistas que conforman la sociedad, ahí mismo encontrará sus direcciones de consulta y números telefónicos para que pueda escoger el que le plazca.
La salud bucal no es un juego, no ponga su boca en manos de cualquier persona, al igual que estoy segura no pondría su corazón en las manos de un doctor que no sea un cardiólogo. Aprenda a tratar su dolencia con la especialidad que le corresponde porque como dicen por ahí «el que mucho abarca poco aprieta».
Dios le bendiga abundantemente.
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