La zona "turbia" entre una relación casual y una donde hay compromiso es la nueva norma entre los posmillennials.
Atrás quedaron los días en que ver una película o compartir un batido era todo lo que se necesitaba para solidificar a una relación de pareja como definitivamente unida. En cambio, las citas modernas de los más jóvenes son ahora una sucesión delicada y, a veces complicada, de pequeños pasos.
Distintos estudios demuestran que las actitudes de la generación Z (nacidos entre la mitad de los 90 y la mitad de los 2000) hacia las citas y el sexo han cambiado en relación a las generaciones anteriores.Ahora adoptan un enfoque especialmente pragmático en el amor y el sexo y, en consecuencia, no priorizan el establecer relaciones románticas con un mayor nivel de compromiso de la misma manera que lo hicieron sus antecesores.
Sin embargo, eso no implica que no tengan interés en el romance y las intimidad; más bien, están encontrando nuevas formas de satisfacer esos deseos y necesidades de un modo que encaje mejor en sus vidas. Este cambio ha dado lugar a la idea de «situationship» (algo así como «estar en una situación»), un término que describe un área gris entre la amistad y una relación algo más formal.
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Esta «situación» da nombre a una etapa complicada de definir de las citas que, según los expertos, se ha disparado en popularidad entre la generación Z. «Ahora mismo, solventa y cubre las necesidades que se tengan de sexo, intimidad, compañía o lo que sea, pero esto no significa que vaya a haber un futuro a largo plazo», dice Elizabeth Armstrong, profesora de sociología de la Universidad de Michigan (EE.UU.), cuya investigación se centra específicamente en la sexualidad y en este tipo de relaciones a medio camino entre lo casual y lo formal.
Cada vez más personas están adoptando esta zona gris de «situationship«. El término ha alcanzado un máximo histórico en el tráfico de búsqueda de Google este año, luego de comezar a ganar fuerza a finales de 2020. Hay un interés mundial en estas «situaciones», independientemente de etnia, género u orientación sexual, agrega Armstrong.
Tanto la aparición del término como la extensión de su uso, especialmente en los jóvenes, revela mucho sobre cómo los posmillennial están reformulando lo que significa el amor y el sexo de un modo distinto a como se ve en las generaciones anteriores.
Sin necesidad de «ir a algún lado»
Una «situationship» es un arreglo informal entre dos personas y que tiene componentes de conexión emocional y física, pero que opera fuera de la idea convencional de estar en una relación exclusiva y comprometida.
En algunos casos, quedan limitadas por el tiempo y la idea de que un arreglo informal es lo mejor para el momento en que se da. Este podría ser el caso, por ejemplo, de dos estudiantes universitarios de último año que se plantean que la relación no progrese a algo más comprometido considerando que su horizonte laboral podría llevarlos a ciudades diferentes.
Armstrong comenta que la «situationship» es popular porque desafía la «escalera mecánica de las relaciones»: la idea de que las parejas íntimas deben tener una estructura lineal con el objetivo de alcanzar los hitos de las relaciones convencionales, como la cohabitación, el compromiso y el matrimonio.
El concepto de «situationship» va en contra de «esta noción de que estar con alguien que no va a ninguna parte es ‘perder el tiempo'», dice, un sentimiento que, según ella, la generación Z está adoptando cada vez más. Las personas con este tipo de arreglo optan voluntariamente por estar en el área gris de una relación indefinida. Según Armstrong, creen que «la situationship, por la razón que sea, funciona en este momento. Y, por ahora, no me voy a preocupar por tener algo que ‘va a alguna parte'».
Algunas investigaciones concuerdan con esto.
En entrevistas con 150 estudiantes universitarios durante el año académico 2020-2021, Lisa Wade, profesora asociada de sociología en la Universidad de Tulane (EE.UU.), observó que la generación Z es más reacia a definir una relación, o incluso a admitir que quiere que la relación progrese. Dice que su investigación ha demostrado que «tener nuestras cartas ocultas no es algo exclusivo de los jóvenes de hoy», pero la generazión Z es especialmente reacia a compartir sus sentimientos con los demás.
En las redes sociales son muchos posmillennial los que comparten historias sobre sus «situationship». En TikTok, por ejemplo, los vídeos que tienen la etiqueta de #situationship se han visto más de 839 millones de veces.
Las referencias también abundan en la cultura pop: el término aparece en programas de citas populares como Love Island UK y en canciones, como «Situationship» del cantante sueco Shoh Aalegra.
«Mis amigos y yo bromeamos diciendo que todos vivimos la misma vida», dice Amanda Huhman, de 26 años, cada vez que ella y sus amigos comparan sus vivencias. Cree que este tipo de arreglo es muy común. «Creo que se está convirtiendo en algo muy popular dentro de la cultura de citas, al menos para la generación Z y la gente más joven de la generación millennial».
Huhman ha pasado más de un año en lo que ella describe como una «situationship». Contó su experiencia en TikTok y tuvo cerca de 8 millones de visitas, decenas de miles de comentarios, muchos de ellos con gente comentando sus propias vivencias.
Como consultora en atención médica, Huhman trabaja de modo remoto, viaja con frecuencia y vive, a la vez, en varias ciudades por algunos meses. Así que, estar en una «situationship» significa tener más libertad y autonomía. «Nuestra cultura actual acerca del tema de las citas es muy caótica y confusa», cree Huhman. «(Los posmillenial) sencillamente viven este… este estilo de vida ajetreado y creo que hemos adaptado las citas para que coincidan con eso».
Priorizar la trayectoria personal
A medida que la generación Z entra al mundo de las citas, encontrar el amor tiene una serie de desafíos modernos. Por ejemplo, la pandemia ha cambiado por completo la forma en que muchas personas conocen a nuevas parejas y tienen citas. Y un movimiento a gran escala hacia las citas en línea, pasa factura.
Además, muchos jóvenes no están poniendo el mismo énfasis e intención en las citas que había en el pasado; frente a la crisis climática, una economía inestable con inflación creciente y agitación política y social, los jóvenes se involucran más en la defensa y en la búsqueda de la estabilidad personal, profesional y financiera en primer lugar.
«Los jóvenes dirían que las relaciones los distraen de sus objetivos educativos y profesionales y que es mejor no apegarse demasiado, porque podrías sacrificar tu propia trayectoria en la vida de otra persona», dice Wade.
Como resultado, las «situationship» pueden ser la mejor opción para estos postmillenial que buscan explorar sus identidades romáticas y sexuales sin dejar que otros compromisos pasen a un segundo plano.
El fenómemo «diversifica el sentido de las opciones que tiene la gente», dice Armstrong. Y cada vez es más normal optar por esta zona gris en lugar de evitarla.
Pero, por supuesto, este arreglo «turbio» por definición no viene sin precariedad e, incluso, riesgo.
En teoría, las «situationship» pueden funcionar como un contenedor para la «honestidad radical», dice Wade, cuando dos personas son abiertas sobre lo que realmente quieren y acuerdan los términos de una situación transparente. Pero en la práctica, puede ser difícil que las prioridades de dos personas se alineen y las cosas pueden acabar mal cuando ninguna de las dos partes está en sintonía sobre lo que quieren.
Más comúnmente, dice que esto sucede cuando una persona está lista para progresar hacia una relación con algo más de compromiso pero el miedo al cambio puede impedir que ambas personas hablen de esto.
Independientemente, en el mundo de la citas de hoy, el creciente interés en las «situationship» indica un cambio en la forma en que los jóvenes pueden replantear el amor y el sexo en el futuro: abrazar nuevamente lo que sienten es un término medio satisfactorio que muchas personas de generaciones anteriores evitaron.
En cuanto a Huhman, está contenta con este término medio. «Es mi elección, es una decisión que he tomado y estoy feliz. Está funcionando para mí», dice ella. «Mientras las personas se sientan cómodas y les parezca bien, entonces no hay que preocuparse por cuáles son las expectativas».