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¿Por qué hay gente que no enferma nunca?

  • ener un sistema inmunitario equilibrado es sinónimo de salud porque no solo es un sistema que nos defiende de agentes extraños, sino que «va más allá», es un «sistema de equilibrio interno entre todos los componentes del organismo, de integridad biológica»

No es extraño que en una misma familia haya alguien que siempre se libre de los virus, o en un grupo de amigos, o en la clase del cole. Da igual si es gripe o un simple catarro, que, a pesar de estar rodeados de casos, esa gente no enferma y sigue sana como una pera. La respuesta está en el sistema inmunitario.

Gérmenes y hospedador

Gracias a la teoría germinal o microbiana de las enfermedades infecciosas de Louis Pasteur sabemos que los gérmenes -virus y bacterias- son la causa de las infecciones y que pueden transmitirse entre personas, animales o a través del ambiente.

También sabemos que un mismo germen puede presentar distinta virulencia en distintas personas.

Puede ser muy grave para algunos y totalmente asintomático para otros, una gran variabilidad clínica
muy extendida en la pandemia de la covid, por ejemplo, explica a EFE Salud la presidenta de la
Sociedad Española de Inmunología (SEI), Silvia Sánchez-Ramón
.

Y otra teoría, en desarrollo y postulada por el inmunólogo francés Jean Laurent Casanova, aborda
cómo, además del germen con todos sus factores que favorecen la infectividad, se encuentra el sistema
inmunitario del hospedador, que determina que en algunos pacientes la infección sea grave y en otros
pase prácticamente desapercibida. De ahí que haya gente que parece que no enferma casi nunca.

«Fundamentalmente son factores genéticos de la inmunidad. Nosotros estudiamos sobre todo las
inmunodeficiencias primarias, que ahora se llaman errores congénitos de la inmunidad, alteraciones
genéticas que afectan el desarrollo o la función de componentes específicos del sistema inmunitario, lo
que determina una susceptibilidad aumentada a infecciones graves, recurrentes o por gérmenes
específicos, incluso por un solo tipo de germen», explica Sánchez-Ramón.

No siempre es la genética

Y si hay gente que casi no enferma es porque el sistema inmunitario no es el mismo en todas las personas debido a causas genéticas.

Pero también a otro tipo de factores, como la diversidad del sistema inmunológico entre diferentes personas, que se explica por varios factores no genéticos que influyen en la susceptibilidad a infecciones graves, como los modificadores epigenéticos, que regulan la expresión génica sin alterar la secuencia del ADN.

En este sentido, afirma la presidenta de la SEI, tras la infección viral, las proteínas del virus son procesadas en fragmentos peptídicos por las células presentadoras de antígeno, que son mostradas a los linfocitos T.

Ahí interviene el sistema del Antígeno Leucocitario Humano (HLA), que es uno de los más diversos desde el punto de vista genético. La alta diversidad genética del HLA determina qué fragmentos virales pueden ser presentados y reconocidos por los linfocitos T.

Cada alelo -una de las variantes alternativas de un gen- de HLA tiene una preferencia específica por ciertos péptidos, lo que influye en la eficacia de la activación de los linfocitos T y, en consecuencia, en la magnitud y especificidad de la respuesta de anticuerpos generada por las células B (integrantes del sistema inmunitario que se forman a partir de las células madre en la médula ósea).

Esta variabilidad explica por qué diferentes individuos pueden tener respuestas inmunitarias muy distintas ante el mismo virus, afectando la susceptibilidad, la gravedad y el control de la infección. Así hay gente que casi no enferma y otra que, virus que hay, virus que coge.

Factores ambientales

Sabemos que la diversidad del microbioma en la faringe, el intestino y toda la vía digestiva y la susceptibilidad a infecciones respiratorias se fundamentan en la interacción entre comunidades microbianas y el sistema inmunitario respiratorio. La evidencia clínica y experimental indica que generamos más resistencia a las infecciones si tenemos un microbioma más diverso», sostiene Sánchez-Ramón, quien además es jefa de servicio en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Por eso, la experta matiza que no todo viene dado por la genética, es decir, hay situaciones que debilitan el sistema inmunitario haciéndonos más proclives a las infecciones, como cuando se siguen tratamientos inmunodepresores, pero también problemas como la malnutrición o la inmunosenescencia, que es el deterioro del sistema inmunitario a causa de la edad.

En cualquier caso, la presidenta de la SEI afirma que si en condiciones aparentemente normales de salud se desarrolla una gripe complicada, es razonable sospechar la presencia de un defecto subyacente en la inmunidad, especialmente cuando no se identifican otros factores de riesgo.

Un sistema de equilibrio interno

Tener un sistema inmunitario equilibrado es sinónimo de salud porque no solo es un sistema que nos defiende de agentes extraños, sino que «va más allá», es un «sistema de equilibrio interno entre todos los componentes del organismo, de integridad biológica».

Y el tiempo de recuperación de la infección también depende del sistema inmunitario. La destrucción de las células infectadas por los virus depende de esa inmunidad.

Preguntada Sánchez-Ramón por si es posible fortalecer el sistema inmunitario, afirma que todo lo que es bueno para la salud, lo es también para él.

Todo lo que sea hacer ejercicio regular, una buena dieta variada, rica en micronutrientes, un descanso adecuado y la reducción del estrés y la ansiedad crónica influyen de manera significativa en el buen funcionamiento del sistema inmunitario y en la susceptibilidad a infecciones», apunta la experta.

Según la inmunóloga, «e»l estado general de salud, aunque una persona se perciba como sana, puede afectar de manera significativa al sistema inmunitario debido a múltiples factores subclínicos o no evidentes», precisa.

«El sistema inmunitario regula internamente todo el organismo y depende de la integridad nutricional, el equilibrio metabólico, el sueño adecuado, la ausencia de estrés crónico y la actividad física regular para mantener su función óptima», con lo que un buen estado de salud va a hacer que estemos mejor preparados para afrontar una infección, sostiene Sánchez-Ramón, quien también forma parte del comité médico de la Organización Internacional de Pacientes para las Inmunodeficiencias Primarias (IPOPI).

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