En virtud de que casi la mitad de la población del mundo vive con menos de dos dólares al día, al tiempo de que en multiples lugares el hecho de tener un trabajo no es ninguna garantía de que será posible salir de la pobreza, lo que hace que el progreso sea lento y desigual.
Por tales razones existe la obligación de poner interés en repensar y reformular las políticas económicas y sociales destinadas a producir e impulsar el desarrollo económico con la finalidad de mitigar los niveles de pobreza.
Bajo ese enfoque se entiende que el desarrollo económico es la capacidad que tienen los países, o regiones, para crear riquezas a fin de mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes. Podría pensarse al desarrollo económico como el resultado de los saltos cualitativos dentro de un sistema económico facilitado por tasas de crecimiento que se han de mantenerse altas en el tiempo y que permitirían mantener procesos de acumulación del capital de manera sostenida.
Es importante destacar que el proceso de desarrollo económico supone ajustes legales e institucionales que son hechos para dar incentivos cuyos objetivos es fomentar innovaciones e inversiones con el propósito de crear un eficiente sistema de producción y un sistema de distribución para los bienes y los servicios.
Para tener una idea de cómo se puede entender el mundo desarrollado, se considera como tales principalmente a Japón, Europa Occidental, USA, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, los cuales se caracterizan por un alto nivel de desarrollo Industrial capitalista que se originó en gran Bretaña desde finales del siglo XVIII e inicio del siglo XIX.
Pero resulta que el interés por la economía de desarrollo surgió como una rama de la economía debido a la preocupación post segunda guerra mundial fruto del bajo nivel de vida en tantos países de América Latina, África, Asia y Europa Oriental. Para entonces, se trataba de entender el cómo se podía lograr el desarrollo económico y social lo más rápido posible, porqué el proceso de crecimiento industrial y el desarrollo que se había visto en Europa Occidental, USA y Japón no se había extendido a otras naciones o regiones del mundo.
A luz de esos criterios objetivos, se precisa que el desarrollo económico es la transición de un nivel económico concreto a otro más avanzado, que se logra a través de un proceso de transformación estructural del sistema económico a largo plazo, con el consiguiente aumento de los factores productivos disponibles, teniendo como resultado un crecimiento equitativo entre los sectores de la producción. Por tales razones el Desarrollo implica mejores niveles de vida para la población y no sólo un crecimiento del PIB, ya que este lo que representa es cambios cuantitativos y cualitativos.
En la actualidad en el marco del desarrollo económico, se ha ponderado y aceptado el desarrollo humano ya que este está muy combinado con el individuo, es decir que en la medida en que se tomen como prioridades la producción, la productividad y el empleo, además de un adecuado sistema de redistribución de los ingresos del Estado hacia quienes tienen menores ingresos.
Por tanto, lo que se entiende que, fortaleciendo los sistemas de seguridad social, servicios básicos, salud y educación; así el individuo y la población en general tendrán un mayor beneficio y asistencia por parte del Estado, y por consecuencia desarrollo y bienestar, máxime cuando la pandemia lo ha destruido todo.
Para que los países de economía en vía desarrollo logren un salto cualitativo y cuantitativo hacia el progreso se sugiere que los gobernantes respeten un plan de desarrollo social de la población y fortalecimiento del Estado diseñado a 20 o 30 años.
En tal sentido, el desarrollo económico ha de orientarse a que los gobernantes se comprometan con un plan de prioridad con el gasto social, educacional y de salud, promover políticas de fomento a nuevas empresas e inversiones, promoviendo la inversión pública, acceso a nuevas tecnologías y respetar las reglas institucionales plasmadas en la constitución política de cada nación, no con simples promesas y cambios de nombre a los organismos del Estado.