Recientemente, cuando la Justicia estadounidensecondenó a Odebrecht al pago deuna multa de US$2,600 millones por los sobornos con que esa firma lubricara voluntades y anulara miramientos a fin de obtenerjugosos contratos de construcción, hemos debido suponer que se trata de obras a ser ejecutadas o en ejecución en Estados Unidos de América. Ello así porque es de aceptación general que, salvo convenios especiales con terceros,la justicia de EE.UU no tiene jurisdicción fuera de su ámbito nacional.
Pero en realidad uno no sabe qué pensar al respecto pues las informaciones que se leen en la prensa y en las redes no son suficientemente explícitas y se prestan a confusión como si alguien estuviese interesado en hacer creer que la vara de EE.UU es válida en otros países.
Las informaciones dicen que el 80% de la multa irá a manos de Brasil mientras que Suiza y USA recibirán el 10% cada uno. Esto último autoriza a pensar que, aunque las noticias no incluyen a USA en la lista de los países sobornados, hay que suponer que, efectivamente, Odebrecht pagó soborno también allí pese a ese extraño silencio de la prensa.
La noticia menos oscura dice que Odebrecht pagará la multa a EE.UU., Suiza y Brasil. Y que el Departamento de Justicia informó que Odebrecht se declaró culpable por el pago de sobornos a funcionarios públicos de esos tres países, lo cual confirma que sí, que en USA hubo pago de sobornos.
Pero hay otro caso de soborno en USA del cual casi no se ha hablado aquí en RD. Se trata de la petroquímica brasileña Braskem S.A., que aceptó pagar una multa de US$632 millones más otra de US$325 millones por devolución de lucros indebidos para un total de US$957 millones. Las autoridades estadounidenses la acusan de conspiración para violar la legislación contra sobornos.
Quiera Dios que la Justicia dominicana se mire en el espejo de la estadounidense y proceda a penalizar sin contemplaciones a todo aquel que resulte culpable de sobornos y de prácticas corruptas en RD.
Quiera el Todopoderoso que nuestra Justicia castigue igualmente la inercia y la desidia con que se vigoriza la impunidad y se reproduce la corrupción.