En este momento son más que evidentes las complicaciones que se suscitan en los dos grandes partidos que se disputarán el poder en las elecciones del 2020, especialmente por las corrientes y sus jefes que se enfrentan abiertamente con planteamientos contradictorios.
También registran diversas encuestas bajas en las simpatías de ciudadanos (as) por esos partidos y, por consiguiente, alzas en los porcentajes de personas independientes.
Esto significa que difícilmente uno de los candidatos alcance el 50% más uno en la primera vuelta de la elección presidencial.
Es cierto que buena parte de la población está harta del autoritarismo, la corrupción y la impunidad peledeístas. Por lo cual, aunque terminaran por entenderse las cabezas del águila bicéfala que es hoy el PLD, por encima de las “heridas profundas” referidas por Felucho Jiménez, es casi imposible que su candidato concite un respaldo que le permita vencer en la primera vuelta.
Por otro lado, aunque la otra águila bicéfala tenga en su padrón un millón 300 mil afiliados, le falta una política clara, precisa, coherente y consistente que genere las simpatías necesarias para lograr los votos que le faltarían para obtener el 50% más uno en mayo del 2020.
En este contexto, jugaría un rol destacado en el próximo torneo electoral otra opción de poder que pueda elaborar, divulgar y convencer con una política clara, precisa, coherente y consistente dirigida a superar el autoritarismo, la corrupción, la impunidad; reducir la desigualdad social mediante una política económica que inicie una redistribución de las riquezas.
¿Qué podría ocurrir, en esas circunstancias, en el 2020? 1) Que otro candidato logre un porcentaje significativo de votos para discutir con el PRM un programa mínimo de transformaciones sociales. 2) Que, en caso de que las encuestas muestren al final un empate técnico entre los principales contendientes, el tercero se vea precisado abstenerse y llamar a votar por el candidato de la oposición para asegurar la derrota del autoritarismo, la corrupción y la impunidad.
El bloque formado por Alianza País, Frente Amplio, Dominicanos por el Cambio, Alianza por la Democracia y el Partido Revolucionario Social demócrata tiene personalidades (María Teresa Cabrera, Guillermo Moreno, Minú Tavárez Mirabal, Eduardo Estrella, Max Puig, Antonio Taveras…) que pueden asumir la defensa de una política unitaria de oposición coherente y consistente, distinta a las ambivalencias del PRM.