Por lo que me recordarán

Por lo que me recordarán

Por lo que me recordarán

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Siempre he estado clara en que, al final del día, lo que queda de nosotros no son las posesiones ni logros materiales, sino las huellas que dejamos en quienes nos rodearon, aún si en una que otra ocasión -sin premeditación ni intensión- les causamos algún dolor, decepción o tristeza… no somos infalibles ni monedita de oro, muchos menos perfectos.

Somos, en esencia, seres emocionales, por eso, al margen de lo que hicimos, lo que perdura es cómo hicimos sentir a los demás.

Vivimos en una sociedad que parece obsesionada con acumular éxitos tangibles: títulos, bienes, reconocimiento social… un excesivo deseo de visibilidad.

Sin embargo, ¿cuántos de estos logros realmente permanecen en la memoria de los demás cuando ya no estamos? O, peor aún, ¿cuántos de los llamados ‘seguidores’ o los que te alaban permanecen a tu lado cuando dejas de ser relevante? Y es que lo que realmente importa no es lo que logramos, sino cómo impactamos en la vida de los demás.

Las personas no recordarán el tamaño de tu casa o el puesto que ocupaste, pero sí recordarán el apoyo incondicional en tiempos de incertidumbre o la risa compartida en los buenos momentos. El legado que dejamos trasciende los logros individuales y materiales. Es el legado de nuestras acciones, nuestras palabras y, sobre todo, de nuestra humanidad.

Las personas que realmente dejan una huella son aquellas que hacen del mundo un lugar más amable y empático. Son los que practican la empatía, compasión y generosidad, quienes dejan una marca imborrable. Porque, al final, los que te recordarán será por como impactaste sus vida con el ejemplo.

Construir un legado no es cuestión de acumular éxitos, sino de vivir de tal manera que impactemos positivamente a quienes nos rodean. No se trata de ser perfectos, sino de ser humanos; de saber escuchar, de mostrar compasión, de ser amables en un mundo que muchas veces se olvida de la importancia de estos valores.

Por lo tanto, pregúntate: ¿cómo quieres ser recordado? ¿Qué huellas quieres dejar en los demás? Las respuestas a estas preguntas no están en el tamaño de tus logros, sino en la profundidad de tus relaciones y en la calidad de persona que elegiste ser cada día.