Según el Banco Central, la electrónica es la segunda actividad en importancia de las zonas francas dominicanas.
Con US$1,105 millones en 2020, ocupa además el tercer lugar dentro de las exportaciones de bienes. Solo los dispositivos médicos (US$1,733 millones) y el oro (US$1,676 millones) la superan en importancia.
República Dominicana demostró durante la pandemia su capacidad para cumplir con las entregas y por ello el comportamiento robusto de la electrónica, sector que creció 3% en 2020, año en el que las exportaciones totales cayeron 8%.
Las inversiones coreanas en la electrónica serán claves para el crecimiento y la diversificación del sector y, sobre todo, para consolidar el rol dominicano como destino privilegiado para la relocalización de la producción cerca de los mercados de destino (nearshoring).
Promover las inversiones coreanas en la electrónica tiene el terreno abonado. Desde 2008 nuestros gobiernos intercambian conocimientos, diálogo político y recomendaciones de reforma en el marco del “Programa para Compartir Conocimientos”.
Su más reciente contribución trata precisamente sobre la electrónica, identificando aspectos cruciales para que el sector suba su nivel.
Compartir conocimientos con Corea, país que en pocas décadas pasó de la nada a ocupar la sexta posición mundial en el ranking exportador, es aprender del éxito y, sobre todo, prepararse para el reordenamiento en curso de las cadenas internacionales de suministro, cumpliendo con las exigencias de campeones como Samsung y SK Hynix que invierten por el mundo aprovechando ventajas de localización y de acceso a mercados.
El estudio fue preparado por expertos coreanos y dominicanos, con financiamiento del Ministerio de Economía y Finanzas de Corea y el Instituto de Desarrollo de Corea, a solicitud del gobierno dominicano.
Las recomendaciones del estudio son de aplicación general, con particular relevancia para la electrónica y para los dispositivos médicos.
Para facilitar los encadenamientos con suplidores locales, propone transformar el régimen de incentivos, reemplazando las exenciones fiscales por apoyos a la capacitación, la innovación, la transferencia de tecnología y el alquiler de fábricas.
Para que la innovación sea la fuente de competitividad, propone fomentar la investigación y desarrollo en empresas y recintos académicos, lo cual requiere transformar el sistema de capacitación laboral, elevando la calidad del entrenamiento ofrecido tanto en el INFOTEP como en escuelas técnicas y universidades.
Para potenciar el efecto de los encadenamientos y de la innovación sobre el crecimiento, propone consolidar la industria en clústers, superando su actual dispersión geográfica.
El COVID-19 ha dejado claro que las cadenas de suministro necesitan resiliencia.
Esto requiere descentralizar capacidades productivas por el mundo para tener oferta redundante cercana a los mercados de destino que garantice las entregas justo a tiempo. La descentralización es así la forma de reconciliar la eficiencia con la redundancia en aras de la resiliencia.
Ejecutar la decisión presidencial de priorizar la industrialización como vector propulsivo de la economía dominicana podría muy bien acelerarse si las medidas propuestas por el estudio recibieran la consideración que ameritan, en aras de un desarrollo más inclusivo, agregando más valor, estableciendo redes de suministro local y generando empleos más productivos y mejor remunerados.