Víctor Bautista
El monstruo mitológico del comercio ilícito de bebidas alcohólicas -que ha cobrado más de 230 vidas desde el año pasado y hasta lo que va de 2021- tiene cuatro cabezas que deben ser cercenadas para poner fin a un mal que constituye una crisis sanitaria de amplias proporciones.
La estrategia del gobierno para encarar el fenómeno está conminada a superar los operativos de coyuntura y de carácter quijotescos, el declaracionismo oficial y la barricada verbal de las instancias públicas que al final no hacen efecto, mientras las intoxicaciones y las muertes se convierten en un círculo vicioso.
Los cuatro ejes fundamentales de la oferta de productos ilícitos de alcohol son los siguientes:
1.- Bebidas adulteradas: Productos de fabricación clandestina incumpliendo las normas y las regulaciones sanitarias.
2.- Bebidas falsificadas: Se trata de imitaciones fraudulentas de productos legítimos que violan derechos de marcas legales.
3. Contrabando de materia prima y/o productos terminados: Aquí entran el alcohol o las bebidas alcohólicas ilegalmente introducidas al país para ser vendidas incumpliendo las regulaciones correspondientes y las obligaciones tributarias.
4. Evasión tributaria de empresas formales: La trampa que ejecutan es a veces toda una arquitectura burlesca contra el fisco para posibilitar las ventas no declaradas de alcohol y de bebidas alcohólicas de productores formalizados en la administración tributaria.
Cada vez que hay un brote de intoxicados y de muertos por ingerir alcohol no apto para humanos o adulterado, tenemos el mismo patrón reactivo de parte de las autoridades: Redadas, desmantelamiento de fábricas clandestinas, cierre de comercios, apresamiento de presuntos responsables.
Es absurdo que ante un fenómeno así los gobiernos no paren de aumentar la carga tributaria a las bebidas alcohólicas legales y formales ni enfrenten el problema de raíz sabiendo donde están sus causales. Ningún cambio se logra haciendo lo mismo.
Para acabar con esta tragedia del alcohol ilegal que fulmina vidas el enfoque debe ser integral, atacando los cuatro frentes antes citados con valentía y determinación, mucho más ahora que, según nos han dicho, el Ministerio Público es independiente.
