Bogotá.- Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa y Fidel Castro son líderes de la historia de Latinoamérica que tienen mucho en común y que han marcado -y todavía marcan- la vida de miles de personas en el continente.
Ellos protagonizaron lo que se denominó la Marea Roja -en el mundo anglosajón, Pink Tide (Marea Rosa)-, un momento histórico en el inicio del siglo XXI donde la izquierda gobernaba sin complejos parte de América Latina e imponía una nuevo camino al futuro, alejándose de la alargada sombra de Estados Unidos.
Para Will Grant, reconocido corresponsal de la BBC en Latinoamérica desde 2007, aquellos años, que van desde el ascenso al poder de Chávez en 1999 a la muerte de Castro en 2016, surgió una forma de hacer política con fuerte componente populista cuyo legado ha inspirado a líderes tan distantes y distintos como Bolsonaro o Trump.
Así lo expone en un voluminoso y entretenido libro, publicado estos días en el Reino Unido por la editorial “Head of Zeus” y titulado “Populista! The Rise of Latin America´s Twenty-first Century Strongman” (!Populista! El ascenso del hombre fuerte del siglo XXI en América Latina).
Pendiente de su publicación en español, Grant, en una entrevista con EFE desde Ciudad de México, analiza las claves de esta radiografía de nuestra historia reciente que él ha vivido con entusiasmo tanto en los palacios de gobierno como en “villas miseria” de América Latina.
Pregunta- ¿Cómo surgió la idea y la necesidad de este libro? Respuesta- He visto el proceso de lo que se llamó “Pink Tide” y creo que muchos incluyeron a todos como si fueran la misma cosa; Chávez, Evo, Lula, Ortega…como si fueran la misma experiencia. Eso me parecía muy equivocado. He tratado de hacer un ejercicio para aclarar las diferencias y subrayar las similitudes entre estos líderes.
P- Empiezas hablando del populismo, el matiz especial que tomó con esta nueva política y su legado, ¿por qué?
R- Trato de demostrar que la llegada de Chávez al poder no surgió de la nada; Lula llegó por unas circunstancias que se dieron; Morales fue fruto del interés de la gente de Bolivia de tener a uno de los suyos en el poder, hartos del servilismo ante Washington. Y esa había sido la experiencia de muchos pueblos de América Latina. La llegada de Chávez al poder en Venezuela en 1999 fue el punto de partida.
La idea era presentar el legado de estos líderes y sus movimientos políticos. Cada uno llegó en unas circunstancias y un contexto individual en cada país, pero a su vez tenían muchas cosas en común.
Me llama mucho la atención una especie de fanatismo casi evangélico con sus seguidores. Con López Obrador, Chávez, Bolsonaro o Trump, siempre se encuentra algo así entre sus seguidores, la idea de que “este es el hombre que nos va a sacar de estas circunstancias». Este concepto es muy interesante.
P- Una de las características de estos gobiernos es que están sostenidos por un solo hombre ¿esa es la marca principal del populismo?
R- Creo que es realmente clave en la política en América Latina. Esa es la figura de una persona fuerte, más fuerte que la oposición, donde todo viene de arriba a abajo aunque digan lo contrario (…). Es uno de los elementos que vincula a todos los actores de este libro. Es una característica muy notable en las Américas en el siglo XXI.
P- Otros puntos en común son el culto a la personalidad y la apropiación de los símbolos nacionales.
R- Es el concepto que ya dijo Chávez en un mitin que estuve yo en Caracas cuando dijo- “yo no soy yo, ¡yo soy el pueblo, carajo!». Repitió las palabras de Gaitán (“Yo no soy yo personalmente, yo soy un pueblo que me sigue»- Jorge Eliécer Gaitán, líder liberal colombiano asesinado en 1948), y las puso en el siglo XXI.
Este concepto, creo, cada vez lo vamos a ver más como manera de llegar al poder a través de las urnas. No hay que olvidar que ningún ejemplo de estos líderes, salvo Fidel, llegaron al gobierno por las armas.
P- El libro está dividido por capítulos y cada uno de ellos se expone la vida de un líder. Arrancas con Chávez, sigue Lula, Evo, Correa, Ortega y dejas al final a Fidel Castro. ¿Hasta qué punto Castro es el padre de este movimiento?
R- Al incluir a Castro al final del libro no quiero decir que es él el que maneja los hilos, solo quería mostrar que él dio con su forma de vivir y gobernar una especie de “estrella”, de Norte, para los movimientos políticos del siglo XXI, especialmente para Chávez.
Además trato de terminar con Fidel porque para mí, su muerte en 2016 marcó un punto y final de la Marea Roja.
P- En la portada del libro aparecen Chávez y Bolsonaro. ¿El presidente de Brasil es un buen ejemplo de este tipo de líderes? ¿es un heredero de este tipo de populismo?
R- La tapa ha provocado bastante debate. No estoy diciendo que Chávez es Bolsonaro, ni muchos menos. Digo que el populismo no es ideología de derecha ni de izquierda- es solo poder. Hay ejemplos en Venezuela o Nicaragua donde es muy difícil llamarles de izquierda como tal.
El ejemplo de Bolsonaro es interesante. Hay elementos populistas de este siglo- apoyo de un movimiento evangélico, un esfuerzo por vincularse con el pueblo, la negación de la oposición, el desprecio por la prensa, descrédito de la ciencia…
P- En la lectura del libro se puede echar de menos otros dirigentes como los expresidentes de Argentina Néstor Kirchner y Cristina Fernández, o la presencia de Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué?
R- Luché mucho para hacer o no un capítulo sobre Argentina y los Kirchner, pero al final decidí no incluirlos por dos razones- el peronismo es difícil de entender como izquierda aunque sin duda es populista; y también miré mucho el concepto de machismo, solo escogí hombres. Es el concepto de caudillo.
Respecto a López Obrador, en 2006 no ganó las elecciones por los pelos. Si hubiera ganado tendría que estar en el libro.
P- Una sorpresa del libro es que hablas desde el terreno ¿cómo un periodista anglosajón -que aprendió español en Castellón (España)- puede transmitir el sentimiento de América Latina?
R- He tratado de poner primero las voces de las personas; que ellos hablen. Es mi versión de América Latina y soy optimista. La clase política actual es preocupante, hay muchas desconexión entre los que tienen y no tienen. El pueblo está muy frustrado. Pero, repito, soy optimista sobre la gente de acá.
Es gente muy resistente; pueden estar viviendo los peores momentos -ahora en Cuba o en Venezuela, o con la covid-19- pero tienen esa habilidad de asimilar las dificultades y salir adelante. Esa habilidad me fascina y me dan más ganas de contar estas realidades.