A lo que muchos consideran una ideología para mí el populismo es un estilo mal utilizado por muchos de nuestros políticos. Como sociedad tenemos más de cincuenta años observando el comportamiento populista de quienes se supone deben poner en práctica todo lo contrario.
Es el sello de identidad de nuestros líderes del patio y de otras latitudes. Un término globalizado mal ejecutado. Solo basta mirar ejemplos a nuestro alrededor.
Ese rancio populismo es más sentido en esta isla porque es lo que conocemos de primera mano aunque se empeñen en llamarle “democracia” (Mao calificó la forma del Estado comunista chino como “democracia popular” y Franco llamaba “democracia orgánica” a su dictadura), a un país que se desenvuelve en un mejunje de una partidocracia maltrecha que practica un populismo lacerante a los supuestos intereses del pueblo no a los “intereses” del país.
Supondría que el populismo fuera utilizado solo en los tiempos previos a comicios electorales. La desgracia que nos ha tocado como sociedad es que los 365 días del año estamos inmersos gracias a esos “políticos” en un populismo usado como escudo, rampante y acuciante que no hace más que aumentar cada hora a favor de votantes en sus aspiraciones.
Prometer y prometer, en eso se basa la política dominicana. Prometerle al pueblo lo que desea escuchar aunque sea improbable o irresponsable cumplir esos anhelos prometidos.
Y los resultados del populismo también son conocidos en nuestra sociedad: alta popularidad temporal de quien lo ejerce y daños colaterales permanentes a la economía de cualquier país.
Y por supuesto, emerge hacia arriba una nueva élite tanto o más corrupta que la anterior. Justamente lo que ha sucedido en nuestro territorio.
En nuestro país gracias a ese populismo mal utilizado las injusticias y la imparable desigualdad son más visibles.
En ese sentido, el ejercicio de hacer política no se basa en debatir y compartir lineamientos sino en destruir la reputación de aquel que amenaza con “robar” el trono.
Ese populismo no se limita solo al Poder Ejecutivo sino que arropa y es ejecutado también al Congreso Nacional, donde pululan los mayores populistas de esta isla sin un ápice de conciencia y raciocinio.
Que los políticos del patio continúen con la práctica del populismo añadido al paternalismo constante nos hunde más como país y sólo los ignorantes seguirán votando por ellos.