Finalmente se ha hecho conciencia a nivel público de la necesidad de poner fin al matrimonio infantil pese a que por muchos años se negó una aberración que se roba la vida y los sueños de las adolescentes.
Como hemos escrito anteriormente, el matrimonio infantil existe por la tolerancia cultural y la permisividad legal. Es pertinente en el momento actual volver a recordar las 10+1 razones que nos da Unicef para poner fin a este oprobio:
1. Las niñas y adolescentes no están preparadas para tomar decisiones libres e informadas.
2. Tienen menos herramientas para oponerse a decisiones a las que son empujadas por su entorno.
3. La excusa de los padres para casar a las adolescentes es la supuesta vergüenza para la familia que supone un embarazo a destiempo.
4. La legislación vigente tolera el abuso sexual de un adulto si la adolescente es cinco o más años menor.
5. Se acepta el argumento de que los matrimonios legales entre niñas, niños y adolescentes son muy pocos y que la gran mayoría son uniones informales.
6. La tendencia en América Latina es la eliminación de leyes que impiden erradicar el matrimonio infantil. El país no puede ser la excepción.
7. Las niñas y adolescentes víctimas del matrimonio infantil y las uniones tempranas son más vulnerables a la violencia física, sicológica y sexual.
8. El embarazo en adolescentes es la peor consecuencia del matrimonio infantil y de las uniones tempranas.
9. El matrimonio infantil obliga a las niñas y adolescentes a desertar de la escuela y las condena a obtener empleos de menor calidad.
10. La pobreza nacional se asocia al matrimonio infantil. Si no existiera esta vergüenza, tendríamos menos pobres.
11. Los niveles de matrimonio infantil y de uniones tempranas en el país están entre los más altos de la región. Un 36% de las mujeres entre 20 y 24 años y un 12% se casa antes de los 15 años.
Si queremos proteger los derechos de las niñas y adolescentes, lograr la igualdad de género y reducir la miseria, no hay más camino que acabar con el matrimonio infantil.