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Policías tocando la puerta II

Policías tocando la puerta II
Dilenia Cruz

La pasada semana presenté uno de los temas mas neurálgicos con que han tenido que lidiar los padres en todos los tiempos, pero que es ahora cuando más complejo se ha tornado.

Bajo el título “Policías tocando la puerta” hablamos sobre lo doloroso que resulta para unos padres que piensan que han estado haciendo bien su trabajo y repentinamente la policía toca su puerta reclamando a uno de sus hijos, fue acusado de robo.

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A raíz de esa publicación varios amigos lectores me enviaron diferentes anécdotas de cómo sus padres le enseñaron el camino correcto cuando ellos eran muy pequeños.

Algunas fueron lecciones simples; otras involucraron algunos chancletazos, pero cada una cumplió su cometido de dejar memorias duraderas.

Si bien hasta hace algunas décadas los padres apelaban a las chancletas, las correas y los pao-paos para corregir a los niños, probablemente era porque no conocían métodos diferentes iguales a los utilizados para educarlos a ellos. A pesar de que ahora existen muchos métodos sicológicos y muchas mas consideraciones en la educación es mas alto el nivel de adolescentes en situaciones de riesgo.

Entre todas las anécdotas que recibí, el castigo que mejor efecto produjo entre las personas que en esos momentos eran niños entre tres y cinco años, fue el tener que ir a devolver los objetos tomados y disculparse con las personas. Cada uno de mis lectores refirió que la vergüenza que sintieron, a pesar de que eran niños pequeños, jamás la olvidaron.

No hay mayor castigo o vergüenza porque los otros adultos siempre dicen algo como: “noooo… deja que se lo lleve” o “no te preocupes que todos los niños hacen lo mismo”.

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