Policías que empeoran la mala imagen de su institución

Policías que empeoran la mala imagen de su institución

Policías que empeoran la mala imagen de su institución

José Miguel de la Rosa

Parece que hay agentes de la Policía Nacional y de la Autoridad Metropolitana del Transporte que quieren adquirir notoriedad o desahogar su ineptitud maltratando a ciudadanos indefensos e inocentes, en la mayoría de los casos, y eso acrecienta el repudio que tiene la ciudadanía hacia los cuerpos armados.

Cada día somos testigos a través de las redes y los medios tradicionales de episodios en que algún uniformado maltrata a un civil, e incluso entre ellos protagonizan escenas de violencia.

Gracias al deseo de llamar la atención que tiene mucha gente mediante la colocación de videos e imágenes en las redes sociales, muchos casos de abusos policiales son conocidos en el país y el mundo.

Son cosas que pasan a cada momento sin que ninguna autoridad ponga un final. Donde viven los hijos de “Machepa”, en los barrios, hay agentes de la Policía que se creen “ley, batuta y Constitución”, porque piensan que pueden hacer lo que quieran, y cuidado con quien les refute, porque los tiene de enemigos.

Lo que hizo el abusador cobarde de Cristo Rey y la patrulla de Santiago son muestras de cómo los policías imponen sus abusos en los barrios y eso no merece que la institución tome medidas para corregirlo, como siempre lo ha hecho. Ese y todos los abusos ameritan que esos salvajes, lamentablemente figuras admiradas y protegidas por los superiores, sean separados de las filas y no trasladados como siempre ocurre.

¿Qué pudiera alegar ese oficial que le propinó esa paliza a esa joven en Cristo Rey? ¿O cuál sería su reacción o la de quienes lo defienden si alguien le hace lo mismo a uno de sus hijos?

Si sumamos los atropellos de agentes de la Policía y de la Amet a la indignación de la población por los temas de la corrupción e impunidad que involucran a los políticos, el resultado será una acumulación de iras que en algún momento va a estallar de mala manera, y no habrá quien haga entrar en razón a un pueblo enfurecido y cansado de tantos abusos de poder.

Los policías y los políticos posiblemente estén entre las tres clases más odiadas o criticadas por la ciudadanía y para algunos parece no importar que esa imagen negativa que los envuelve a todos en el mismo saco cambie.

El pasmo a tiempo tiene cura, dicen los más viejitos. Eviten seguir provocando al pueblo, entiendan que la cosa no es como antes. Todavía estamos a tiempo.



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