La policía antidisturbios brasileña dispersó con gases lacrimógenos una protesta en Sao Paulo, la ciudad que el jueves albergará el partido inaugural del Mundial de Fútbol.
La manifestación estaba vinculada con la huelga de los trabajadores del metro, que demandan un aumento de salario.
El domingo, los empleados de ese transporte público votaron por continuar indefinidamente con la medida de fuerza.
El gobernador del estado amenazó con despedir a los que no regresen a sus funciones.