Los líderes de Israel declararon que Hamás será borrado de la faz de la Tierra y que Gaza nunca volverá a ser como antes.
“Todo miembro de Hamás es un hombre muerto”, dijo el primer ministro Benjamín Netanyahu después de que milicianos del grupo mataran a 1.300 personas en un brutal ataque dentro de Israel el 7 de octubre.
El objetivo de la llamada operación “Espadas de hierro” parece ser mucho más ambicioso que el de cualquier otra antes planeada en Gaza por el ejército israelí.
Pero, ¿cuán realista es ese objetivo militar y cómo podrá ser cumplido?
Una invasión terrestre de la Franja de Gaza implica combates urbanos casa por casa y acarrea enormes riesgos para la población civil. Los ataques aéreos ya han matado a cientos y más de 400.000 personas han huido de sus hogares.
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Las fuerzas israelíes tienen la tarea adicional de rescatar a los 150 rehenes retenidos en sitios desconocidos por toda Gaza.
Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se ha comprometido a “desmantelar” a Hamás.
Pero es difícil tener una visión de cómo es Gaza hoy después de 16 años del régimen violento de Hamás.
“No creo que Israel pueda desmantelar a todo miembro de Hamás”, dijo el analista militar Amir Bar Shalom de la Radio Militar de Israel. “Pero lo puedes debilitar lo más que puedas para que ya no tenga capacidad operativa”.
Ese podría ser un objetivo más realista, porque Israel ha combatido en cuatro guerras contra Hamás y cada intento de frenar sus ataques con cohetes ha fracasado.
El portavoz y teniente coronel Jonathan Conricus dijo que para cuando termine esta guerra, Hamás no debería tener la capacidad militar como para “amenazar o matar civiles israelíes”.
Una invasión terrestre cargada de riesgos
El operativo militar está a la merced de varios factores que podrían descarrilarlo.
El ala armada de Hamás, las Brigadas Izzedine al Qassam, se habrán preparado para la ofensiva israelí. Habrán colocado dispositivos explosivos y planeado emboscadas. Tienen a su disposición su conocida y extensa red de túneles para atacar a las fuerzas israelíes.
En 2014, batallones de infantería israelí sufrieron grandes bajas ocasionadas por minas antitanques, francotiradores y emboscadas, mientras que cientos de civiles murieron en combates en un vecindario en el norte de Ciudad de Gaza.
Los israelíes han sido advertidos de que la guerra podría durar meses y una cifra récord de 360.000 reservistas se han reportado para labores militares.
La pregunta es cuánto tiempo puede Israel continuar con su campaña sin que haya una presión internacional para replegarse.
Gaza se está convirtiendo rápidamente en un “hoyo infernal”, advirtió la agencia para refugiados de la ONU. La cifra de muertos se está elevando rápidamente y se han cortado los suministros de energía, combustible y agua.
Ahora a la mitad de la población se le ordenó evacuar desde amplias zonas.
“El gobierno y el ejército sienten que tienen el respaldo de la comunidad internacional, por lo menos de los líderes occidentales. La filosofía es ‘movilicémonos, tenemos suficiente tiempo’”, indica Yossi Melman, uno de los principales periodistas experto en seguridad e inteligencia de Israel.
Sin embargo, cree que tarde o temprano los aliados de Israel intervendrán si empiezan a ver imágenes de gente muriéndose de hambre.
El rescate de rehenes
Muchos de los 150 rehenes son israelíes, pero también hay un número grande de extranjeros y personas con doble ciudadanía entre ellos, así que varios otros gobiernos, incluyendo Reino Unido, Francia y EE.UU., tienen cartas en esta operación e interés en su segura liberación.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, prometió a las familias franco-israelíes que recuperaría a sus seres queridos.
No está claro hasta qué punto la suerte de los rehenes influirá en los planificadores militares, pero también hay presión sobre los líderes de Israel.
Amir Bar Shalom compara la situación con la de los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, cuando palestinos armados secuestraron atletas israelíes y mataron a 11 personas.
Ahí se lanzó un operativo para encontrar y liquidar a todo el que estuvo involucrado en el ataque y él cree que el gobierno querrá perseguir y atrapar a todos los implicados en los secuestros.
El rescate de tantas personas en diferentes partes de Gaza podría estar más allá de las capacidades de los efectivos de la unidad de élite israelí Sayeret Matkal. Hamás ya amenazó con matar a los rehenes como disuasión contra el ataque israelí.
En 2011, Israel canjeó más de mil prisioneros a cambio de la liberación de un soldado, Gilad Shalit, retenido por Hamás durante cinco años.
Pero Israel pensará dos veces antes de considerar otra amplia liberación de prisioneros, porque uno de los hombres liberados en ese intercambio fue Yahya Sinwar, que desde entonces se ha convertido en el líder político de Hamás en Gaza.
La mirada atenta de los países vecinos
La reacción de los vecinos de Israel también podría afectar la duración y resultado de la ofensiva terrestre.
Podría enfrentar crecientes demandas de parte de Egipto, que comparte una frontera con Gaza y ya está presionando para que se permita la entrada de asistencia a través del cruce de Rafah.
“A medida que más residentes de Gaza sufran tras la campaña militar israelí, Egipto enfrentará más presión para parecer que no le ha dado la espalda a los palestinos”, opina Ofir Winter, del Instituto de Seguridad Nacional de Israel.
Pero considera que eso no se extenderá y que El Cairo no permitirá el cruce de refugiados de Gaza a Egipto ni habrá una acción militar contra Israel a favor de ellos.
La frontera norte de Israel con Líbano también está bajo cuidadosa observación.
Hasta ahora se han dado varios ataques a través de la frontera de parte de milicianos islamistas del grupo Hezbolá, pero no han ascendido hasta convertirse de momento en un nuevo frente contra Israel.
Irán, el principal patrocinador de Hezbolá, ya está amenazando con lanzar “nuevos frentes” contra Israel.
Ese país fue el foco de la advertencia esta semana del presidente de EE.UU. Joe Biden cuando dijo: “Para cualquier país, cualquier organización, cualquiera que esté pensando en aprovecharse de esta situación, tengo estas palabras: ¡No lo hagan!”.
Para resaltar el mensaje, Estados Unidos envió uno de sus portaviones al este del Mediterráneo.
¿Cuál es el final de la partida en Gaza para Israel?
Si Hamás queda significativamente debilitado, la pregunta sería qué lo reemplazaría.
Israel retiró a su ejército y a sus colonos de la Franja de Gaza en 2005 y no tendrá intenciones de regresar como una fuerza de ocupación.
Ofir Winter cree que un cambio de poder podría potencialmente allanar el camino para el regreso de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que fue expulsada de Gaza por Hamás en 2007. La ANP, que no es una agrupación miliciana, actualmente controla partes de Cisjordania.
Egipto también recibiría con beneplácito a un vecino más pragmático y moderado, opina Winter.
La devastada infraestructura de Gaza tendría al final que ser reconstruida, de la misma manera como lo fue antes.
Pero incluso antes del más reciente ataque de Hamás, Israel impuso fuertes restricciones contra la entrada de bienes que pudieran tener tanto un uso militar como civil. Israel querrá imponer restricciones aún más severas.
Ya se ha instado a una zona de seguridad más amplia a lo largo de la barrera con Gaza para proveer mayor protección a las comunidades israelíes. El exdirector del servicio de inteligencia y seguridad Shin Bet, Yoram cohen, cree que una zona de “disparar a matar” de 2km tendría que reemplazar la zona existente.
Cualquiera que sea el resultado de la guerra, Israel querrá asegurarse de que un ataque similar nunca vuelva a suceder.