Poder de las redes sociales

Poder de las redes sociales

Poder de las redes sociales

Altagracia Suriel

Lo único seguro en la vida es el cambio. Ya lo dijo Heráclito: “Nadie se baña dos veces en un mismo rio”, porque sus aguas se renuevan continuamente. Todo cambia, todo fluye. Nada es estático, la naturaleza y la vida están sometidas al devenir y a la transformación.

Y como parte de la vida, la política es uno de los escenarios más propicios para el cambio.
Como un organismo viviente, la política se adapta al medio para sobrevivir. La política dominicana y el ejercicio del poder en el país se están renovando para adaptarse a las demandas de una sociedad también cambiante, mediatizada por las tecnologías de la información y la comunicación como motor del cambio.

Estamos presenciando en muchos países lo que podríamos llamar el gobierno de las redes. Los presidentes se comunican con la población por Twitter y sus tendencias influyen en sus agendas, acciones y respuestas.

Pero, hoy más que nunca, se expresa el poder popular en la vigilancia permanente de la acción gubernamental gracias posibilidades tecnológicas en manos de la gente, que les permite exponer lo bueno, pero sobre todo lo malo y hacerlo viral con un comentario, un retuiteo o un simple like.

Facebook, , Twitter, YouTube e Instagram se han convertido en el principal escenario de participación de los ciudadanos, independientemente de su condición social o nivel intelectual. Las redes han democratizado no solo la información sino la opinión y la expresión.

En ese mundo virtual se resuelven y se crean problemas, se construyen y se dañan reputaciones, se maneja la verdad y la mentira, y, lo más importante, se mejora un gobierno porque se puede escuchar la voz de todos.

El Internet y las redes sociales, son, no sólo referentes obligatorios para la acción política, sino que se han constituido en su control sistemático sirviendo de ojo visor de los políticos y de sus aciertos y desaciertos.

Con el alcance de las TIC, como diría Jesús, ya “no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz”.