Pobreza y esperanza

Pobreza y esperanza

Pobreza y esperanza

Altagracia Suriel

A propósito de la pobreza y el compromiso de todos los sectores con su erradicación conviene mirar las reflexiones del papa Francisco sobre esta problemática desde un enfoque de esperanza y responsabilidad.

Hace unos años el papa Francisco publicó un impactante mensaje titulado “La esperanza de los pobres nunca se frustrará”. Como siempre, con su visión de pastor, nos pide conectar con la persona que sufre la pobreza desde la empatía.

El papa Francisco, nos recuerda una de las causas estructurales de la pobreza que es la desigualdad evidenciada en la brecha entre ricos y pobres. En tal sentido plantea: que “la crisis económica no ha impedido a muchos grupos de personas un enriquecimiento que con frecuencia aparece aún más anómalo si vemos en las calles de nuestras ciudades el ingente número de pobres que carecen de lo necesario y que en ocasiones son además maltratados y explotados”.

El pontífice señala también las nuevas esclavitudes de que son objeto los pobres que se expresan en familias que huyen de su tierra buscando supervivencia, en huérfanos que son sometidos a explotación, en jóvenes sin empleo debido a “políticas miopes”, en las víctimas de la violencia, en los migrantes y los pobres que viven en las calles sobreviviendo de las sobras de los vertederos productos de una cultura del descarte.

Con crudeza, el papa Francisco denuncia actitudes que son comunes frente a los pobres, a los se les considera generalmente “como parásitos de la sociedad”, a los que “no se les perdona ni siquiera su pobreza” y “siempre se está alerta para juzgarlos” y “son vistos como una amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres”.

El papa también reflexiona sobre el dolor de los pobres y cómo sus vidas se tiñen de tristeza por la injusticia y el sufrimiento asociado a esta condición, lo cual puede llevarlos a perder la esperanza.

La exhortación del papa de no frustrar la esperanza de los pobres empieza por superar visiones reduccionistas de la pobreza que inducen a su instrumentalización. Para él, “los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar”.