La conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores mañana primero de mayo encuentra a los obreros y empleados dominicanos en mejor situación que nunca antes pero al mismo tiempo mucho peor de cómo deberían estar, considerando el crecimiento de nuestra economía y la riqueza dominicana.
Esta paradoja merece rápida resolución pues hay pocas injusticias tan peligrosas como mantener en la pobreza a quienes ayudan a enriquecer al país.
Sin embargo, si los trabajadores dominicanos esperan mejorar contando con los jefes de sindicatos, están fritos.
Los obreros y trabajadores mejor pagados y con más beneficios trabajan en empresas donde no hay sindicato pero sí gerentes y directivos conscientes de su responsabilidad social.
La pendiente reforma del Código de Trabajo podría representar un avance. Pero mientras sindicalistas y algunos funcionarios insistan en las virtudes del estatismo, el paternalismo y fomenten indirectamente la informalidad laboral, difícilmente podrán nuestros trabajadores celebrar su día orgullosos de sus reivindicaciones y beneficios.
A juzgar por las migraciones, Estados Unidos y Canadá son imanes de trabajadores. Aprendamos de ellos.