El regreso al país de la campeona Marileidy Paulino evidenció una muestra más de la crisis existente en el movimiento deportivo nacional.
La gran Marileidy llegó el pasado lunes, luego de lograr la histórica hazaña de convertirse en la primera mujer dominicana en ganar el Mundial de Atletismo, celebrado el mes pasado en Budapest. Paulino ganó los 400 metros lisos, con tiempo de 48.76, ampliando su récord nacional.
La semana pasada compitió en Liga Diamante, celebrada en Weltklasse, Zürich, donde también ganó, aunque esta vez registró un tiempo de 48.99.
También se convirtió en la primera mujer dominicana en ganar la Liga Diamante. Es decir, que le está siguiendo los pasos al gran Félix Sánchez, considerado un ícono del atletismo mundial.
Luego de alcanzar esos logros, que fueron disfrutados por todo el país a la distancia, incluso su carrera del Mundial de Budapest sirvió de alivio para el pueblo dominicano que estaba temeroso por el paso de la tormenta Franklin, lo más lógico era que las autoridades del Ministerio de Deportes (Miderec), el Comité Olímpico Dominicano (COD) y la Federación de Atletismo se unieran para darle un recibimiento por todo lo alto a Marileidy; sin lugar a dudas, la mejor atleta dominicana de la actualidad.
Nada de eso importó. El arribo al país de Marileidy no se promocionó y pasó sin pena ni gloria. Quizás para que no digan, el ministro de Deportes, Francisco Camacho, y Garibaldy Bautista, presidente del COD le prepararon una rueda de prensa deslucida en el aeropuerto.
Pero miren lo mal que estamos, inexplicablemente en la rueda de prensa brilló por su ausencia Gerardo Suero Correa, presidente de la federación de Marileidy, quien debió jugar un rol estelar en la recepción. Esa falta envía un mensaje claro sobre la gravedad de la crisis que afecta el movimiento deportivo nacional.
Por fin, Miderec consiguió en la columna de “Frío y caliente” del fraterno El Nacional, que le hicieran el favor de destacar los señalamientos que he hecho y que no se han atrevido a desmentir.