Es mucha la plepla que ha circulado en las recientes semanas acerca de si la democracia dominicana está en peligro de transitar hacia una dictadura.

Algunos de quienes propalan la peregrina idea viven espantados viendo fantasmas, quizás porque colaboraron con Trujillo o porque intentaron violentar elecciones.

Otros más jóvenes podrían tener la excusa de que no saben ni un caray de qué hablan, pues desde 1966 todos nuestros gobiernos han sido mal o bien votados, no impuestos militarmente.

Pero una muestra de cuán díscola y remisa es la oposición, es que gallaretean sobre Trujillo (¡nunca Lilís!), olvidando que los peledeístas veteranos alguna vez estudiaron y apoyaron una estrafalaria tesis boschista conocida como “dictadura con apoyo popular”.

No pegan una ni siquiera sustentando su disparatada noción con la infausta propuesta de Bosch, algo más probablemente creíble que mentar a Trujillo.

Por eso no asombra que antipeledeistas que hacen coro con leonelistas en sus fieros ataques al gobierno, apoyen también soluciones antidemocráticas, como pactar para designar candidatos, en vez de elegirlos en primarias.