Santo Domingo.-En una parte de la emergencia del hospital Salvador B. Gautier el calor golpea a los pacientes, familiares y los propios médicos que allí laboran, pues no funciona el aire acondicionado y tienen las ventanas abiertas como forma de paliar la sofocante temperatura.
En una de tantas camillas se observa una pareja de adultos mayores. Él está sentado junto a ella, como su soporte. Ella tiene puesto el suero, pero por el momento se desconoce si será el calor lo que provoca que esté cabizbaja o el mal que la aqueja.
Las camillas no dan abasto para la demanda de asistencia, así que usan una silla plástica para sentar a otro paciente y darle las primeras atenciones mientras se desocupa alguna cama.
Esta no es la descripción de una película de terror, sino de un hospital a donde personas afectadas de diversos males van a buscar salud.
El personal sigue laborando en medio de condiciones inadecuadas. De dos ascensores que tiene el centro de salud, uno está dañado.
Ambos carecen de puertas y como medida preventiva colocaron una corrediza de metal.
Pero la situación no se queda ahí. Las habitaciones del área de internamiento tienen todos los elementos que permiten la reproducción de bacterias, lo que coloca en mayor riesgo a los pacientes y el personal de salud.
Las paredes de esa área tienen filtraciones y presentan moho.
Las habitaciones cuentan con aires acondicionados que no funcionan y por tal razón los pacientes internos tienen que llevar sus propios abanicos.
Tampoco tienen cortinas corredizas que dividan el espacio, que garanticen la privacidad de quien busca sanarse del padecimiento que presenta.
Los baños de las distintas habitaciones no están aptos para que un enfermo pueda asearse, pues el agua es almacenada en cubos sin tapas. Estos automáticamente se convierten en focos de criaderos de mosquitos.
En la mayoría de las habitaciones a las que EL DÍA entró pudo constatar que los pacientes debían llevar sus propios juegos de sabana porque el hospital no cuenta con suficientes.
En el pasillo, previo a entrar hacia el área de cuidados intensivos, está arrumbado un ventilador dañado. Dentro de esa unidad, los monitores para medir los signos vitales no funcionan. Los pies de suero en su gran mayoría están todos oxidados, tanto los de esa área como los que están en las habitaciones.
El área de Rayos X, a pesar de tener un moderno equipo para realizar ese procedimiento, el espacio está deteriorado, sin pintar, los cables eléctricos al desnudo. Al seguir caminando por el centro hospitalario, el área asignada para que los técnicos puedan descansar está sin luz.
Al menos diez tanques de oxígeno están en el pasillo que conecta con la emergencia y esa unidad especializada.
La cocina no está apta para preparar los alimentos que son servidos.
Los equipos son anticuados y el personal que trabajaba en ese momento no cuenta con la vestimenta adecuada para protegerse, mucho menos para el manejo de los alimentos.
El vertedero
Antes de llegar al área de lavado, la cual se está cayendo a pedazos, se debe atravesar por un vertedero improvisado de todo lo que no sirve dentro del centro y que es tirado allí.
Máquinas de lavar, sillones, televisiones, escritorios, ventiladores, camas, camillas y otros artículos de oficina están amontonados en la parte trasera del edificio y sirven también como criaderos de alimañas.
En el área específicamente de lavandería solo funciona una máquina, la segunda tiene una pieza dañada.
El techo de esa área presenta filtraciones y un gran deterioro.
Algunos de los que laboran en el centro tienen miedo de perder el empleo si se quejan por las malas condiciones en las que trabajan. Otros tratan de hacer malabares en sus áreas hasta donde pueden y como puedan.