Tenor singer Placido Domingo performs at his concert in Lisbon...Tenor singer Placido Domingo of Spain performs at his concert in Lisbon May 2, 2007. REUTERS/Jose Manuel Ribeiro (PORTUGAL)
Hermosillo.- El tenor español Plácido Domingo fue el protagonista este martes de una velada que será recordada por años en la ciudad mexicana de Hermosillo, a quien ha regalado un recital con el que contagió su amor por la ópera y la zarzuela.
En el Estadio Sonora y ante cerca de 18.000 personas, Domingo (Madrid, 1941) dio muestras de su incombustibilidad rebasados ya los 75 años, o los “tres veces 25”, como a él le gusta decir.
En el concierto se entrelazaron piezas de ópera, opereta, canciones populares y zarzuelas de su natal España. También varios temas con los que recordaron al fallecido artista mexicano Juan Gabriel.
En la tranquilísima Hermosillo, capital del noroccidental estado de Sonora, este evento era esperado con enormes ganas y donde copó decenas de páginas, e incluso suplementos especiales, en los medios de comunicación locales.
Entre el público de este concierto -cuyas ganancias se destinarán a un proyecto en beneficio de la comunidad indígena y migrante- no faltó la gobernadora del estado, Claudia Pavlovich, entre otras caras conocidas.
El recital empezó con “Obertura” de la ópera “La Forza del destino” de Giuseppe Verdi, a cargo de la Orquesta Filarmónica de Sonora, que bajo la batuta del español Jordi Bernácer interpretó la pieza con un sentido ‘in crescendo’ que puso de pie el público.
En la segunda pieza de la noche, una oscura “Nemico della patria» (Enemigo de la patria), apareció Plácido Domingo, con su característica elegancia y gallardía, probó que a sus 75 años sigue manteniendo su virtuosismo en las notas más graves.
Con “Cielo e mar” se estrenó en el concierto el tenor sonorense Arturo Chacón-Cruz, con quien Plácido Domingo hizo un buen dueto en temas como “C’etait le soir… Au fond du temple saint” de la ópera de George Bizet “Les pecheurs de Perles».
La voz femenina de la velada la puso la soprano Ana María Martínez, ganadora de un Grammy, que arrancó más de una ovación con “Qual fiamma… Stridono lassù” y mostró gran química con el tenor español en temas como la opereta “Calle el labio”, con un pequeño baile entre los dos incluido.
Precisamente, con esta opereta comenzó una segunda parte del concierto predominada por zarzuelas, como la romántica “Luché la fe por el triunfo”, cantada por Plácido Domingo, o “De este apacible rincón de Madrid”, con la que un emocionado Chacón-Cruz dijo sentirse muy identificado al regresar a Sonora.
Este fue uno de los pocos momentos en que los intérpretes se salieron del guión, y no lo hizo precisamente Plácido Domingo, que mostró gran calidez a través de sus canciones, y que apenas se dirigió a un público ávido de las palabras del maestro.
Fue previo al clásico “Aquellos ojos verdes”, que cantó junto a su hijo Plácido Domingo Jr., cuando el también director de orquesta y empresario dijo “abrazar” Hermosillo, y ya hacia el final de la noche, Plácido Domingo comparó este recital “como un debut”, por ser la primera vez que actuaba en la ciudad.
Antes de esta noche, no obstante, había subrayado en varias ocasiones que le emocionaba dar un concierto en esta localidad, tierra a la que le une la esposa de su hijo Álvaro.
Y de hecho, no hicieron falta las palabras para encandilar al público, como demostró el caluroso aplauso que recibió el tenor y barítono tras «¡No puede ser!”, de la zarzuela “La tabernera del puerto”, de Pablo Sorozábal.
Interpretado por Chacón-Cruz, en el concierto hubo un primer homenaje a Juan Gabriel con “Amor eterno”, que coreó buena parte de la grada.
Con “Te quiero dijiste” y “Júrame”, de la compositora mexicana María Grever, Plácido Domingo mostró su dominio escénico, para acto seguido saludar a la audiencia junto a los músicos y cantantes que lo acompañaron.
Parecía el cierre, pero regresó al escenario para continuar con varios bis que pusieron el broche de oro a una noche que los sonorenses no van a olvidar en años.
La icónica “Bésame mucho”, con unos vibrantes arreglos, fue interpretada con pasión por Plácido Domingo, quien dio precisamente ahí fe de que México recorre sus venas, pues es el país al que se trasladó de niño porque sus padres se mudaron para abrir una compañía teatral.
Entre los varios temas que se interpretaron en esta tanda, Chacón-Cruz destacó con otra pieza popularizada por Juan Gabriel, “De mí enamórate».
Una banda de mariachis salió a interpretar, sin el divo, “Son de la negra” y a continuación, con el típico traje de charro, Plácido Domingo entonó “El Rey” junto a Chacón-Cruz.
Tras casi dos horas y media de concierto, el tenor español se despidió con “Se me olvidó otra vez”, de Juan Gabriel, “Paloma querida”, de José Alfredo Jiménez, y con Martínez, Chacón-Cruz y su hijo, la popular y pertinente “Sonora querida».
Y así, tal y como vaticinó en mayo paso ante medios mexicanos, Plácido Domingo marcó, en este estadio de béisbol reconvertido por unas horas en escenario de grandes voces y músicos, no uno, sino varios “jonrones” musicales, antes de despedirse de un agradecido Hermosillo.