Placer y felicidad

Placer y felicidad

Placer y felicidad

Claudio Caamaño Vélez

El otro día, mientras orinaba después una de larga espera, una sensación de profunda satisfacción invadió mi cuerpo. En ese preciso momento una pregunta llegó a mi mente: ¿eso fue placer o felicidad?

Uno tiende con frecuencia a confundir una cosa con la otra, pero luego de un rato entendí la diferencia.

El placer está ligado a estímulos del cuerpo, como el sexo, comida, música, satisfacción de necesidades fisiológicas, etc. De su lado, la felicidad es un estado del ser, relacionado más con su naturaleza espiritual, la conciencia, la moral.

Me decidí a hacer este escrito (saliendo un poco de mi línea de “opositor recalcitrante”), pues me preocupa que muchas personas busquen felicidad en el placer. El placer es pasajero, solo dura un instante; cuando pasa queda un vacío, el cual tratan de llenar con más placer, y eso hace aún más grande el vacío.

La felicidad está relacionaba con un equilibrio entre las convicciones y las acciones; entre lo que pensamos y lo que hacemos. Es un estado que puede ser un modo de vida.
El placer es un destino que desaparece poco después que llegamos a él. La felicidad es un camino, por el cual podemos transitar durante nuestras vidas.

El placer está relacionado con el “deseo”, la felicidad está relacionada con una dimensión más elevada: el amor. Para poner un ejemplo, una mujer puede dar a un hombre mucho placer, pero solo una mujer a la que ame puede ser parte de su felicidad.

Disculpen que ponga otro ejemplo, pero mi naturaleza me traiciona. El dinero robado al pueblo puede darles a los corruptos placer, pero jamás les dará felicidad. La felicidad viene de adentro, no de afuera.

Ni sus villas, ni sus carros, ni sus amantes, podrán llenar el vacío que hay en sus conciencias. Podrán verse alegres, pero están condenados a ser unos infelices. (Perdonen, pero si no lo decía no iba a ser feliz).



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