SANTO DOMINGO.- La instalación de piscinas públicas temporales en el malecón de la capital dominicana para la recreación de los habitantes de barrios populares en Semana Santa generó una polémica debido a la sequía que ha obligado a las autoridades a racionar el suministro de agua.
El director de la institución que provee el agua potable a Santo Domingo, Alejandro Montás, cuestionó que la alcaldía capitalina instale las piscinas ya que los embalses están en sus niveles más bajos de los últimos años y muchos barrios no reciben el líquido debido a la escasez.
Pese al racionamiento, el alcalde capitalino Roberto Salcedo tiene previsto comenzar la tarde del miércoles la instalación de una playa artificial frente al mar, con 12 piscinas con capacidad para de 272.500 litros de agua, a lo largo de 300 metros del malecón para ofrecer esparcimiento a quienes no puedan viajar a los destinos turísticos. Salcedo explicó el miércoles que las piscinas no usarán agua potable del suministro público, sino de los pozos subterráneos con los que cuenta la alcaldía en sus instalaciones.
Estimó que unas 500.000 personas provenientes de barrios populares y marginales visitarán la playa artificial durante los cuatro días de asueto.
Aunque insistió que no se opone “radicalmente a la recreación del pueblo, ni al turismo de los pobres”, Montás aclaró que como director de la institución que suministra el agua “tenemos que defender el patrimonio medioamebiental”.
El alcalde cuestionó que la escasez de agua sólo afecte a los más pobres que carecen de recursos para viajar a las playas de renombre internacional, como Punta Cana, mientras que “todos los hoteles tienen sus piscinas llenas”, al igual que los edificios y casas de las zonas residenciales de Santo Domingo, donde “debe haber más de 50.000 jacuzzis y nadie toma eso en cuenta”.
La oficina nacional de meteorología destacó el miércoles en un boletín que el país está en “periodo de sequía estacional” y recomendó racionar el agua, principalmente en toda la costa sur, donde se ubica Santo Domingo.
Como consecuencia de la sequía, la institución que dirige Montás redujo a principios de abril en 20% el agua que llega a la capital, lo cual provocó cortes del suministro y aumentó de 20 a 40 el número de camiones cisterna que distribuyen el líquido en los barrios pobres.