Cuando en nuestro país se habla de construir o remodelar obras, esto siempre trae suspicacias, porque la historia de esos eventos en muchos casos ha sido bastante traumática.
Ayer planteaba la necesidad de remodelar con urgencia el estadio de La Normal, obra inaugurada en 1946, que se está cayendo a pedazos desde hace años.
Pedí la intervención del presidente Danilo Medina, dado que hasta la fecha nadie ha puesto interés en el rescate de esa instalación, que se quiera o no, es un símbolo indiscutible del béisbol dominicano.
El exreceptor Juan -Piñao- Ortiz, a mi juicio del mejor de todos los tiempos en lo aficionado, plantea, tras leer mi pedido, que esa estructura sea derribada para dar paso a una serie de modernos mini estadios y otras estructuras deportivas, como techados para la práctica de boxeo, karate y judo, entre otras disciplinas.
Agrega que, de realizarse lo que propone, debe ser administrado por el Ministerio de Educación, con el aporte de un estricto servicio militar para su conservación.
También dice que las instalaciones nuevas servirían como soporte a los centros educativos de la zona, que no tienen donde practicar ni el “topao”.
Piñao alega que ya ese estadio pasó a peor vida, aunque pueda o no ser un monumento del béisbol, pero que a estas alturas hay que dejarse de sentimentalismos.
También me invita a que lo visite, lo cual he hecho en varias oportunidades, para que observe el deterioro que presenta.
El desastre lo he constatado, pero insisto en que el estadio de La Normal debe preservarse, realizando las mejoras que ayuden al máximo a los deportistas de toda las áreas circundantes.