LIMA, Perú.— Los dos candidatos presidenciales peruanos se mantuvieron lejos de la prensa y la vista del público el lunes, mientras avanzaba con suma lentitud el escrutinio de la más disputada elección presidencial de los últimos tiempos, con una diferencia estrechísima entre ambos.
El veterano economista del Banco Mundial Pedro Pablo Kuczynski se imponía por menos de un punto a Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, quien purga una condena de 25 años de prisión por asesinato y corrupción.
Los dos candidatos, considerados proempresariales y partidarios del libre mercado, mantienen con calma a los inversionistas que los ven como centroderechistas y continuadores de la política monetaria.
Keiko Fujimori se ha posicionado como la candidata de los pobres, mientras Kuczynski como el abanderado de la democracia, afirman analistas políticos.
Según el reporte oficial al 92,5% de las actas procesadas por la Oficina de Nacional de Procesos Electorales, Kuczynski obtenía 50,32% de los votos y Fujimori 49,68%.
La entidad organizadora de los comicios calcula que recién tendrá los resultados al 100% el fin de semana, mientras espera los datos de las zonas más alejadas del país y del mundo.
Si Kuczynski se consolida como ganador se convertiría en el presidente más viejo en la historia de Perú, con 77 años.
En las últimas semanas la carrera electoral se volvió campo de batalla cuando Kuczynski abandonó su habitual parsimonia y atacó con dureza a Fujimori ligándola con la corrupción, con un eventual gobierno ligado al narcotráfico y de ser asesorada por el jefe de espías del gobierno de su padre, Vladimiro Montesinos, también sentenciado a 25 años por asesinato.
Durante el cierre de su campaña Kuczynski dijo “el narco-estado nos va a matar a todos… necesitamos un gobierno limpio desde arribita hasta abajito”.
Añadió que si él llega a la presidencia combatirá “el narcotráfico y las conexiones dudosas de esa gente con la política”.
Kuczynski aludía directamente a los escándalos que recaen sobre el partido Fuerza Popular de Fujimori, entre ellos varios informes periodísticos que señalan que el importante donante y secretario general partidario Joaquín Ramírez está investigado por la agencia antidrogas estadounidense DEA.
El compañero de fórmula de Keiko Fujimori, José Chlimper, también está en el ojo de la tormenta tras entregar a una televisora local un audio adulterado con el único fin de beneficiar a Ramírez. Perú es el mayor productor mundial de cocaína.
Martín Tanaka, un profesor de ciencia política de la Pontificia Universidad Católica de Perú, dijo al diario La República que “la defensa inexplicable de su secretario general, Joaquín Ramírez (realizado por Fujimori), al final hizo que la gente pensara que ella tiene muchos compromisos con este señor”.
PPK, como se le conoce a Kuczynski, también se benefició del aval en el último minuto de la excandidata izquierdista Verónika Mendoza, popular en los Andes del Sur, quien participó la última semana en una manifestación de más de 30.000 personas contra la candidatura de Keiko Fujimori, la más numerosa desde el turbulento final del gobierno de su padre hace 16 años.
Un día después de los comicios presidenciales y pese a que no se conocen los resultados finales, el grupo de Fujimori se muestra dolido.
“Las relaciones se tienen que recomponer porque nos han acusado de narcotraficantes, de rateros, de montesinistas, entonces es bien difícil que nos podamos abrazar, los sentimientos pesan un montón y hay que medir los insultos”, dijo a la radio local Exitosa, la legisladora fujimorista Lourdes Alcorta.
Los expertos señalan que independientemente de quién gane, Keiko Fujimori ha reconfigurado el panorama político del país.
En abril, su partido Fuerza Popular ganó 73 de los 130 escaños del congreso unicameral, convirtiéndose en la fuerza legislativa más poderosa de los últimos 16 años.
En cambio un eventual gobierno de Kuczynski sería el más débil desde el año 2000 porque solo tiene 18 parlamentarios.
En caso de que Fujimori pierda tendrá una enorme capacidad de negociación política con su disciplinada bancada y dirigirá un poderoso grupo parlamentario capaz de lograr la renuncia de ministros, impulsar o bloquear leyes e incluso impedir viajes del presidente.