Santo Domingo.-José Rafael Pérez Modesto, un hombre calmado y con ideales claros, asegura que dejó de ser un seminarista para convertirse en un guerrillero, por el miedo que prevaleció durante la época del tirano Rafael Leonidas Trujillo.
A muy corta edad tuvo que sufrir la pérdida de varios seres queridos que “fueron desaparecidos” durante la dictadura.
Oriundo de La Vega, Pérez Modesto narra el apego y cariño que sentía por Víctor Coradín Estrella, su tío-padrino, a quien él le decía “Tio Panino”, vinculado a la lucha antitrujillista, por lo que cayó preso y lo desaparecieron.
Marcado
Al cabo de tres años sin saber de su tío la familia lo seguía buscando sin perder la esperanza, hasta que lo encontraron en una cárcel, posteriormente lo soltaron, pero este hecho lo marcó desde ese entonces.
“Yo era el sobrino mimado.
El primero de la familia y él era con quien yo resolvía mi problema de alimentación y de ñoñería.
Al desaparecer, me generó por mucho tiempo una inquietud tremenda, y yo preguntaba por él”, dice Pérez Modesto, al tiempo que esboza una sonrisa mezclada con la nostalgia.
Durante su adolescencia se vinculó a la Iglesia católica, fue de los primero monaguillos en su ciudad natal, al punto de que se convirtió en el asistente de monseñor Francisco Panal cuando a este lo hicieron obispo de dicha diócesis, en la iglesia catedral de La Vega por el año 1956.
“Siempre mantuve ese nexo muy estrecho con la Iglesia católica, sobre todo en La Vega”, dice.
Entonces el sentimiento antitrujillista creció. Ya en las postrimerías de la dictadura yo tenía plena conciencia, había visto apresar en pleno seminario a varios de mis compañeros e incluso la desaparición de uno de ellos de La Romana, el apresamiento de Antonio Lockward, la hostilidad al hoy cardenal López Rodríguez, que era líder de ese grupo que tenia actitud antitrujillista y muchos más”, confiesa.
En la “Ciudad Olímpica”, como también se le llama a La Vega, para esa época “Rafa”, como cariñosamente le llaman sus familiares y amigos más intimos, observó una serie de agresiones contra la Iglesia y a la cual de manera directa salió a defender.
“Por eso cayó presa muchísima gente. Hasta mi padre cayó preso. Buscándome a mí, para protegerme, lo apresaron a él y a mí no”, dice en tono muy triste.
Cuenta que durante la oscura era del “Jefe”, como también le llamaban al tirano, los pocos que tenían la osadía de enfrentarlo lo pagaban “muy mal”. Empezó a formase en el seminario para sacerdote, aunque solo estuvo tres años, y luego salió, pero mantuvo sus vínculos con la Iglesia.
Vinculación al 1J4
El deseo de vivir en una nación libre lo llevó entonces a vincularse con el Movimiento 14 de Junio (1J4).
El desarrollo de las actividades dentro del Movimiento, junto a las luchas después de 1961, las elecciones de 1962 se incrementaron tras las conspiraciones contra Juan Bosch, el golpe de Estado y de cómo se expresó eso a nivel nacional.
Posteriormente, como respuesta al golpe de Estado, “Manolo Tavárez y el Movimiento 14 de Junio nos levantamos en armas junto a otros valientes jóvenes de Bonao y Ocoa”.
La historia del desempeño de esa guerrilla concluyó con la muerte del comandante Hipólito Rodríguez Sánchez, del deportista Adolfo González (la Yerba) “y donde yo mismo fui herido y salvado milagrosamente”, explica.
Describe que el 14 de Junio y Manolo se sintieron comprometidos, “pero que realmente no estaban debidamente preparados para esa lucha. Estaban desconectados de las masas, principalmente del campesinado, donde se produjo ese acontecimiento”.
Debido a sus inquietudes y luchas democráticas durante el periodo denominado los doce años de gobierno de Joaquín Balaguer fue perseguido e incluso apresado injustamente por tres años.
En 1978 ingresó al Partido de la Liberación Dominicana, en el que ha desempeñado importantes roles. Actualmente es Vicesecretario General e integrante de su equipo de comunicación.