Al comenzar este escrito aclaremos lo ya reiterado en otro artículo anterior en cuanto al término emocional de pensiones o sueldos dignos, lo cual es una apelación sentimental y no racional.
Por ello se usa el término de suficientes en vez de dignas, de manera de poder emplear un vocablo explicable, y no la apelación politiquera de dignos.
Cuando se hace la afirmación de futuras pensiones, para aquellos privilegiados de estar en el régimen de pensiones contributivas, y no los esquemas de pensiones privilegiadas que tienen los legisladores y otros estamentos del servicio público, se critica su incapacidad de proveer suficientes recursos a los de menor sueldo con qué costear sus necesidades básicas de alimentación, salud y otros requerimientos.
Pero se obvia el punto de partida que es la remuneración, o sueldos, los cuales en nuestro país su mínimo es demasiado bajito como para proporcionar las necesidades básicas antes citadas.
Y decimos salario mínimo por que la mayoría de los cotizantes actuales perciben dos o menos salarios mínimos. ¿Debemos preguntarnos si con esos niveles de sueldos puede haber pensiones suficientes?
Una vez establecido un adecuado nivel mínimo de ingresos, se puede partir del análisis del actual sistema de pensiones, donde aun no se han establecido los mecanismos que permitan incorporar a la mayoría de la fuerza trabajadora del país, ya que esta se encuentra en la informalidad, amén de los independientes, pymes y otros sectores productivos. Sin ello tenemos un sistema excluyente.
Entonces, con un régimen de pensiones incluyente nos podemos proponer analizar los factores que contribuirían al aumento de las pensiones, considerando que hoy en día tenemos una vida productiva más larga, gracias a que nuestras condiciones de salud y longevidad son mayores; que debemos lograr un mayor nivel de ahorros y perfeccionar la legislación, incluyendo el cumplimento de las responsabilidades del Estado, las cuales a la fecha ha eludido. Solo así tendremos pensiones suficientes: lo demás es demagogia.