Definitivamente en República Dominicana la pelota rivaliza “de tú a tú” con la política, al punto de que muchos la consideraron, incluso Trujillo, como un tranquilizante con el que la población se “aquieta” en momentos de turbulencia social
A pesar de las denuncias y acusaciones de corrupción, problemas de medio ambiente, que podrían rápidamente dar al traste hasta con la propia vida del país, inseguridad, alza de productos básicos y de los combustibles, la población está siguiendo paso a paso el torneo invernal en la presente etapa del denominado “Round Robin”.
Alguien aseguró una vez que el dominicano lleva el béisbol en la sangre, y nadie duda que sea así, porque para que un espectáculo haga olvidar los problemas fundamentales que sufre una gran parte de la población, tiene que tener una penetración de primer orden.
En gran parte del Cibao, incluso en Santo Domingo, donde residen millones de cibaeños, con los nueve triunfos consecutivos que llevaban las Águilas , sin incluir el partido de ayer tarde, han olvidado hasta las trágicas inundaciones que dejaron miles de viviendas destruidas y pérdidas económicas multimillonarias en el agro y en infraestructuras.
Conscientes del seguimiento al béisbol, algunos directivos de la pelota sostenían y exigían a los gobiernos todas las facilidades para el montaje del negocio, porque, según ellos, “sin pelota se ponía en peligro hasta la estabilidad social del país”. Salvador Jorge Blanco no creyó en esa teoría.
A pesar de que la Liga de Béisbol durante años mantuvo una posición poco agresiva para atraer aficionados a los estadios, de un tiempo a la fecha todos los equipos han montado, aunque todavía muy tímidas, campañas de promoción y publicidad.
Lo que no cabe duda es que la pelota sigue siendo el espectáculo principal de los dominicanos, a pesar de todas las metidas de pata que han cometido durante años.