Pedro Henríquez Ureña

Pedro Henríquez Ureña

Pedro Henríquez Ureña

David Alvarez

Hay autores dominicanos que son el mejor antídoto contra la mentalidad conuquera de nuestra media isla. Forjados en el exilio y cultivadores de las claves más importantes de la cultura de Occidente, su lectura y análisis desmonta los mitos que el salitre insular cultiva y oxida nuestro razonamiento.

Tres nombres son emblemáticos: Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Grullón y Pedro Henríquez Ureña.

Bajo el lema de “identidad nacional” se han prohijado muchas estulticias que, dichas solemnemente, aspiran a trastocar la estupidez en sabiduría.

Se rechaza el diálogo abierto y nutricio con la tradición iberoamericana, occidental y mundial, para cocinar los rancios rencores y tonterías que unos pocos y deslucidos escribidores elaboran para consumo de insensatos.

Recientemente he recibido un maravilloso regalo de los primeros 7 volúmenes de las obras completas de Pedro Henríquez Ureña de parte del Ministerio de Cultura, a cargo de Miguel de Mena, una de las mentes mejor amuebladas de nuestro lar.

Edición bien hecha en la forma y su contenido.

Leer y dialogar con Pedro Henríquez Ureña es un acto de lucidez para pensarnos y pensar lo pretérito y lo actual de nuestra sociedad. Su exterioridad existencial a nuestra tierra, unido a su profundo conocimiento de lo que somos, es una puerta que nos abre al mundo y a la vez oxigena nuestra reflexión criolla.

El plan de la obra promete 14 volúmenes como esfuerzo final. Los textos están hechos. ¿Qué falta para que el Ministerio de Cultura complete su tarea? Espero que no sea presupuesto.



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