
Santo Domingo.-La música es el lenguaje universal sin fronteras. Un concepto cercano al Jazz es el de la originalidad y esa particular conexión a la vida y a la expresión emocional de un músico que evidencia lo que hace. El saxofonista norteamericano Paul Austerlitz es una referencia inapelable del jazz y de la música afrocaribeña.
La noche del viernes en el Centro Cultural Mauricio Báez se vivió un concierto inclusivo donde el quinteto que acompañaba a este saxofonista fueron los encargados de hacer disfrutar al público con cada nota, cada ritmo y cada tema interpretado que desprendía sus experimentaciones.
Paul Austerlitz está dotado de un sonido limpio y compacto, su forma de tocar deja traslucir su depurada formación académica y la influencia de la música afro. Además de esa innegable complicidad con cada una de sus músicos que mantenía que en cada pieza interpretada o improvisación realizada, todos tuvieran sus momentos de gloria.
Un Julio Figueroa en percusión y voz, hizo plausible maestría de sus manos ante un tambor; el pianista Gustavo Rodríguez, vive y siente cada partitura desprendida como si fuera el último suspiro de su entrega; José Duluc en percusión y voz, afirmó que conoce las más íntimas entrañas de la música raíz y afro; Héctor Santana en bajo y Wellington Valenzuela en batería, se movían en plena simbiosis como las más finas partituras sacadas de un instrumento.
