Muchos gobiernos y sociedades están preocupados por la existencia de altas tasas de criminalidad y por la tendencia ascendente de la delincuencia y la inseguridad ciudadana.
En ese contexto debemos asumir que es bueno contribuir con la organización policial de la nación, en los pasos importantes en pro de ciudades más seguras, ejecutando planes integrales de prevención y disuasión que permitan reducir la delincuencia de manera sostenible.
La causa por la que hay opiniones opuestas sobre los operativos de patrullaje mixto es porque la población percibe el uniforme solo como la fuerza al servicio de la ley o del gobierno, y además llama la atención la ausencia de ciertas técnicas de los patrullajes.
Visto así, no hay duda de que estos retenes dispuestos en las calles, solo sirven para practicar redadas a la población.
El patrullaje policial no tiene como objetivo la prevención de los delitos, ese lugar le corresponde a la investigación policial, que es la que puede servir de soporte a la prevención, preferiblemente si esta utiliza medios tecnológicos.
Cualquier plan operativo local para la prevención de delitos debe señalar con claridad las acciones que va a realizar, los objetivos, la población que va a tomar en cuenta, el radio de acción, los horarios, los delitos que va a perseguir.
El llamando Plan contra el “raterismo” debió ser mostrado al Poder Ejecutivo o Legislativo para su consideración, según lo ordena el artículo 95 de nuestra Constitución. Y lo más importante, faltó el llamado a la ciudadanía, asignándole un rol para que apoye el plan.
La policía comunitaria es una filosofía, y aunque parezca extraño, la prevención de los delitos tiene lugar con el concurso de los agentes policiales y los ciudadanos.
El sentido del patrullaje policial solo indica que hay un número mayor de agentes policiales, pero eso no se traduce en una mayor seguridad ciudadana; en primer lugar, porque una gran cantidad de delitos no se realizan en las calles, sin en entornos familiares, en las oficinas y recintos cerrados; el otro sentido, es legitimar el medio ciudadano culturizado hacia la solución represiva como única forma capaz de defenderse ante estos peligros para la seguridad urbana.
La eficiencia del sistema de protección ciudadana depende no sólo del buen trabajo de la Policía, sino del eficaz funcionamiento de la totalidad de sus componentes (policía, fiscales, jueces, sistema penitenciario, etcétera), situación que en el país está mal integrada.
No sé porque existen los patrullaje policiales; no tienen razón de ser en el mundo moderno. Las sociedades civilizadas no los usan, han evolucionado a un modelo de policía comunitaria.
En Japón, los policías que se encargan de cuidar el orden en una comunidad pertenecen y viven en ella; obtienen una identidad plena con los habitantes y los problemas de la zona que vigilan y de la que ellos y sus familias son parte.
En Inglaterra, los policías gozan de un prestigio de excelencia entre la comunidad por la efectividad en sus operaciones anticrimen, el absoluto respeto en su actuar hacia los derechos humanos.
