¿Qué significado tiene para los dominicanos que vivimos en la isla ver militares en las calles? Posiblemente para la mayoría de nosotros nos estamos malacostumbrando a verlo como algo normal porque, la arrolladora ola de delincuencia e inseguridad que vivimos, ha obligado a que los guardias estén en las calles de manera cotidiana.
Pero, ¿qué significado pudiera tener para los turistas que nos visitan y para quienes nos ven desde fuera ese episodio de militares portando armas largas? Es posible que quienes ven desde fuera un país con parte de sus fuerzas armadas patrullando las calles, como si estuviera en una condición extrema que lo amerite, sientan el temor de venir porque en la mayoría de los países los militares no son utilizados para patrullaje por delincuencia común.
En nuestra República Dominicana, con excepción de los conflictos que suceden en algunos puntos fronterizos o persecución del narcotráfico vía marítima, que de por sí corresponden a militares esa tarea de salvaguardar, afortunadamente no ha sido necesario desde hace mucho tiempo tener que acudir a las fuerzas armadas porque sea inminente.
Que la delincuencia se recrudezca no debería llevar a que los militares estén en las calles, porque para poner el orden está la Policía Nacional, incluso, esa institución es que dirige los operativos de patrullaje mixto cada vez que se anuncia un plan de seguridad ciudadana, que, dicho sea de paso, poco es lo que se ha resuelto con ese método.
Todavía no hemos superado el temor que les tenemos a los agentes de la Policía Nacional, y si agregamos a esto que a los guardias no les tenemos mucha confianza, porque también inspiran terror, tendremos como resultado que la confianza que debemos tener en los cuerpos armados no estará cerca de ser alcanzada.
Los militares no deberían ser la fuerza que esté reguardando la seguridad ciudadana, a no ser que con ello se busque meter terror a la población, porque como ya hemos dicho anteriormente, y como todos sabemos, la Policía es el cuerpo armado responsable de que se mantenga el orden público, no los militares.