SANTO DOMINGO,, Los patrones de lluvias abruptas que están ocurriendo en el territorio y de otros países ponen en evidencia la vulnerabilidad de las poblaciones frente a las devastadoras inundaciones, fruto del calentamiento global que acentúa cada vez más.
En el caso particular de la República Dominicana, de acuerdo con Max Puig, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, el cambio climático se cierne como una “sombra ominosa”, alterando sus patrones de lluvia e incrementando la vulnerabilidad con devastadoras inundaciones.
Uno de los principales mecanismos detrás de estos cambios es el calentamiento de la atmósfera y los océanos, que acrecienta la evaporación y, por lo tanto, la cantidad de vapor de agua en el aire.
“Ese exceso de humedad puede dar lugar a lluvias más intensas en ciertas regiones, mientras que otras pueden experimentar sequías más prolongadas. Las consecuencias de estas alteraciones climáticas son preocupantes en nuestro país, por su geografía montañosa y zonas costeras características de un estado insular en desarrollo, que presentan una mayor susceptibilidad a los desastres naturales”, afirmó Max Puig.
Comunidades urbanas
Las comunidades en áreas urbanas enfrentan riesgos elevados de inundaciones por lo que hay que pensar en fortalecer los sistemas de drenaje; tomar en consideración la impermeabilización del suelo, que dificulta la absorción de lluvias, además ampliar la cobertura de parques en las ciudades podrían ayudar a mejorar su resiliencia.
“Igual, las zonas costeras, en particular, están en peligro debido al aumento del nivel del mar y la amenaza constante de huracanes. La intrusión de agua salada en los acuíferos agrava aún más el problema, amenazando la seguridad alimentaria y disponibilidad de agua dulce en estas áreas”, refiere el funcionario.
En estas zonas para disminuir los riesgos de inundación, y atender a la exposición extrema de estas comunidades vulnerables, las urbanizaciones deben ser bien planificadas.
Para Max la deforestación y degradación ambiental también contribuyen significativamente a la vulnerabilidad del país. La pérdida de cobertura forestal reduce la capacidad del suelo para retener agua, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra.
“Además, la destrucción de ecosistemas costeros, como los manglares, deja a las comunidades de esos entorno sin protección contra las tormentas y marejadas ciclónicas”, añadió. Residentes de áreas rurales y asentamientos informales, enfrentan riesgos mayores.