Seria de mucha ayuda en el proceso de adecentamiento de la sociedad dominicana, que el sometimiento que involucra al general Adam Cáceres y la “pastora” Rossy Guzmán llegara hasta las últimas consecuencias.
Y cuando digo últimas consecuencias, me refiero a obtener un veredicto, culpable o inocente.
¿Por qué es importante seguir hasta el final? Pues, porque ambos involucrados representan dos de los sectores de la sociedad que han gozado de una especie de vía libre para desmanes.
¿Cuántas “iglesias” y “pastores” “predicando” existen en la República Dominicana? ¿Quién controla la cantidad de sinvergüenzas camuflajeados en la palabra de Dios?
¿Acaso no es constante la aparición de sujetos con iglesias dedicadas a reclutar débiles mentales, para entre otras cosas vivir de lo que mucho de esos incautos les proporcionan?
¿Acaso no es constante la queja de una “iglesia” que de repente se instala y comienza a vocear disparates por bocinas, llenando de contaminación acústica a todo un vecindario?
¿Qué temor es que existe con poner freno a estos encantadores de serpientes?
Igual suerte han corrido durante años los guardias (militares y policías).
¿Cómo es posible que en nuestras narices veamos que desde que unos cuantos policías o militares llegan a una posición cimera, salen forrados y nadie investiga?
Precisamente, si estamos hablando de reformas de cuerpos castrenses, este sería un buen mensaje: Ustedes, no quedarán impunes si delinquen.
Los datos son de conocimiento público. Precisamente hace varios años en este mismo medio, Yeni Berenice declaró que el involucramiento de policías y militares en actos delictivos llegaba al ¡90%!
Aquí el link:
Que sepa la Procuraduría General de la República, que más allá de un caso de corrupción, están frente a un antes y después, a los fines de sentar un precedente contra personas enquistadas en grupos (donde hay mucha gente buena) que se creen por encima de la ley.
¡Adelante! Y que Dios nos cuide de caer entre algunos pastores y guardias.