Pasó lo que tenía que pasar

Pasó lo que tenía que pasar

Pasó lo que tenía que pasar

Celedonio Jiménez

Un breve balance de lo ocurrido en las elecciones nacionales del domingo 5 de julio permite decir que sucedió lo que tenía que suceder.

Varias encuestas lo predijeron, evidenciando que esta metodología, cuando es aplicada con apego a los procedimientos de lugar, es un instrumento de absoluta validez. La encuesta Gallup-Hoy y la del Centro Económico del Cibao prácticamente fueron exactas, y la Mark Penn y Greenberg estuvieron bien próximo a los resultados.

A nuestro juicio, varios factores incidieron de manera determinante en los resultados: 1) La mayoría de la población estaba inclinada por un cambio, un deseo de cambio que fue nutrido también por las masivas y exitosas actividades de Marcha Verde y por las esplendorosas jornadas juveniles en la Plaza de la Bandera; 2) La división del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fue un hecho que le restó sinergia a este partido, y que desde que se produjo permitió presagiar el desenlace.

Los actos de división partidaria son hechos que la historia ha demostrado se pagan desde el punto de vista político; 3) El adocenado Comité Político del PLD, y más particularmente el presidente Danilo Medina, impusieron a su partido, como candidato contendor, a una persona sin condiciones para lidiar electoralmente.

La escogencia de Gonzalo Castillo fue un abuso contra él y contra pre-candidatos con más posibilidades; 4) El sentido de dignidad y el deseo de cambio, hicieron que las mayorías precarizadas o empobrecidas de la nación, receptoras de ayuda o asistencia gubernamental no la recibieran como un compromiso que las obligaba a votar por el candidato oficial; y 5) Mientras el PLD concurría dividido, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) hacía gala, real o aparente, de la mayor cohesión interna.

A partir del 16 de agosto de este año se abrirá una nueva coyuntura. Una coyuntura interesante, esperanzadora, pero muy difícil. En la actualidad se vive una grave situación económica, social y sanitaria, cuyas perspectivas son inciertas.

Es obvio que el rumbo de las mismas dependerá de muchos factores, entre ellos uno fundamental: la sagacidad, pertinencia y orientación de las ejecutorias políticas, económicas y sociales. Una inteligente coordinación, entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, que no vaya en desmedro de la independencia, será necesaria.

A partir del 16 de Agosto tendremos un nuevo Congreso, que no sólo por su composición deberá ser nuevo. En el Senado, en que solo repetirán 3 integrantes, habrá figuras que como Antonio Taveras, Faride Raful y Pedro Catrain son conocidos por sus sólidas raíces democráticas y progresistas.

De ellos el país espera lo mejor, no nuevas frustraciones. Igual se puede decir, de varios valiosos jóvenes elegidos diputados.

Para los nuevos gobernantes un norte debe ser guía: Elevar la calidad de vida del pueblo y adecentar la administración pública y privada en la República Dominicana.



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