Pasión por la docencia

Pasión por la docencia

Pasión por la docencia

David Alvarez

Dos hechos consecutivos. El miércoles una colega indicaba que los Decanos no deberíamos dar clases en el semestre de verano. Al día siguiente Emilio Lledó, con el Premio Princesa de Asturias recién ganado con sus 87 años a cuestas, hablaba con entusiasmo de su experiencia docente en todo tiempo y circunstancia. “Con que muestren curiosidad y pasión, me vale.” Afirmaba Lledó sobre lo que esperaba de sus alumnos.

Ya afirmaba Jesús que los talentos había que invertirlos, usarlos, fecundarlos. ¿En qué cabeza o corazón cabe el prohibir a un docente que ejerza la enseñanza? ¡Si lo que necesitamos es maestros con pasión por la enseñanza! Que comuniquen a sus alumnos la curiosidad, las preguntas, el ansia por cuestionarlo todo y usar de su razón con propiedad y sistemáticamente. Se puede enseñar a alguien como enseñar y hasta de mala gana ejercerlo, pero encender la llama de la pasión por enseñar no se enseña. Lamentablemente a muchos se le apaga ese fuego por los años o las oportunidades mejor asalariadas lejos de las aulas.

Con el 4% se espera formar miles de maestros, pero no todos tendrán la vocación por ser docentes. Ojalá los que sí tienen esas ansias por formar nuevas mentes y voluntades encuentren patrocinio.

Como siempre, el dinero no lo hace todo. Hay que cuidar e impulsar a quienes aman enseñar y lo hacen bien.

Es un crimen contra la humanidad apagarles sus ímpetus por la docencia, es como botar alimentos o apagar el sol.



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