Pasan de miles a cientos los migrantes que aguardan en Colombia para cruzar el Darién

Pasan de miles a cientos los migrantes que aguardan en Colombia para cruzar el Darién

Pasan de miles a cientos los migrantes que aguardan en Colombia para cruzar el Darién

Migrantes se reúnen el 13 de octubre de 2022 en Necoclí, Colombia, un punto de parada para los migrantes que toman embarcaciones hacia Acandí, una localidad que conduce a la selva del Tapón del Darién. (AP Foto/Fernando Vergara, Archivo)

BOGOTÁ.- En un pequeño pueblo colombiano, a orillas del mar Caribe, permanecían el lunes cerca de 420 adultos y niños en las playas aguardando un boleto para llegar en lancha hasta la peligrosa selva del Darién, después de que se retomara el servicio de transporte marítimo que se interrumpió la semana pasada y dejó a miles de migrantes varados durante días.

El secretario de Gobierno de Necoclí, Johann Wachter Espitia, dijo el lunes a The Associated Press que han salido del pueblo más de 3.000 migrantes desde el viernes. Ese día se reactivó el traslado en embarcaciones de migrantes, después de que las autoridades llegaran a un acuerdo con las empresas navieras para terminar con una protesta en la que reclamaban por la captura de dos capitanes señalados de presuntamente traficar con migrantes.

Necoclí y otros pueblos aledaños de Colombia se convirtieron en lugares de tránsito habituales para miles de migrantes que buscan atravesar la peligrosa jungla del Darién en su camino hasta Estados Unidos.

Hasta los primeros días de marzo habían cruzado el conocido como Tapón del Darién 73.426 personas, en su mayoría venezolanos, 20.400 más que en igual periodo del año pasado, informó el lunes el ministro de Seguridad de Panamá, Juan Pino.

Desde Necoclí suelen abordar lanchas de empresas turísticas y tras un trayecto de poco más de una hora por mar abierto llegan a Acandí, un pueblo en el que inicia la peligrosa travesía por la selva.

El pequeño pueblo, habitado por 38.000 personas, entra en alerta cada vez que el flujo migratorio aumenta o por alguna razón se represan miles de migrantes, lo que hace colapsar su sistema de salud, el acceso a servicios públicos y su capacidad para albergarlos. Cuando aumentan los migrantes, estos optan por dormir en el suelo o en carpas plásticas en las playas.

De hecho, es usual que permanezcan en esa población decenas de migrantes a la espera de recolectar dinero para pagar al menos 300 dólares por cruzar el Darién. Según la Alcaldía, de las 420 personas que permanecen, al menos 80 son niños.

La semana pasada quedaron represadas 3.000 personas, según la Alcaldía. Sin embargo, el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, llegó a advertir a medios locales que fueron hasta 8.000.

La protesta de las empresas navieras —autorizadas para transportar migrantes y turistas— se dio luego de que las autoridades capturaran a dos capitanes que, según la Fiscalía, transportaban de manera ilegal y en precarias condiciones de seguridad a 151 migrantes en dos embarcaciones.

Los capturados habrían exigido a cada migrante entre 140 y 300 dólares por trasladarlos por mar hacia Acandí. Estaban adscritos a dos empresas de transporte marítimo de turistas y, según la Fiscalía, habrían utilizado esa actividad legal como fachada para el delito de tráfico de migrantes.

El secretario de Gobierno de Necoclí indicó que, aunque las empresas navieras protestaban por las detenciones, como autoridades no les pueden dar la certeza de que no habrá más capturados. No obstante, llegaron a un acuerdo para que las navieras cumplan requisitos migratorios mínimos para transportar de forma legal a los migrantes.

Eso implica que antes de embarcar a los migrantes las empresas navieras verifiquen que estén registrados en una aplicación gubernamental llamada “Tránsito seguro”, en la que deben consignar sus datos personales, como parte del registro de los migrantes que pasan por el país.

En 2023 transitaron por el Darién más de 520.000 migrantes, según cifras oficiales de Panamá, en un año récord de desplazamientos por esa zona. La mayoría fueron personas de Venezuela, Ecuador, Haití, China y Colombia.

Se trata de un fenómeno que afecta y reta a los gobiernos de Colombia, Panamá, Estados Unidos y Costa Rica, que intentan idear planes para abordarlo como un problema regional humanitario y de orden público.

Jorge Luis Gobea, director general del Servicio Nacional de Fronteras o policía fronteriza de Panamá, informó el lunes de la captura en el Darién de cuatro personas, a los que se les decomisó armas de fuego, drogas y “gran” cantidad de dinero.

“Es una labor incansable que estamos realizando con labor de inteligencia, estamos en coordinación con las autoridades colombianas para develar los integrantes de estas redes”, indicó Gobea en referencia a “todo aquel que se dedique a traficar o explotar a los migrantes por el país”.

Además, las autoridades brindaron un informe de los incidentes violentos registrados el fin de semana en que un grupo de migrantes vandalizó un centro de recepción temporal en el Darién. Por esos hechos fueron retenidos 45 extranjeros que podrían enfrentar cargos penales por los daños.

La organización internacional Human Rights Watch ha denunciado que el Clan del Golfo, considerado el principal cártel de narcotráfico activo en Colombia, regula las rutas terrestres y marítimas que pueden utilizar los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.