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«Parir con amor, no con miedo»: así debe ser un parto humanizado

Edilí Arias Por Edilí Arias
parto humanizado
📷 El arte de acompañar la vida desde el vientre.

Santo Domingo. — En la travesía del embarazo, el obstetra no es solo un médico. Es confidente, guía emocional y sostén incondicional.

Así lo afirma Luis Manuel de Jesús, ginecólogo-oncólogo y obstetra, quien asegura que el cuidado a una mujer embarazada va mucho más allá de las consultas mensuales y las ecografías. Es un acompañamiento emocional que empieza con el primer latido fetal y culmina con el primer llanto del bebé… y a veces incluso más allá.

“Desde la primera cita, cuando aún no hay ni sonografía, ya se forma un vínculo”, cuenta el doctor De Jesús.

“La paciente se convierte en alguien muy cercano, como una hermana. Nosotros le decimos: ‘Llámame por cualquier cosa, aunque parezca mínima’, porque a veces esos detalles mínimos pueden ser señales importantes.”

Luis Manuel de Jesús, ginecólogo-oncólogo y obstetra. Foto: José de León.

En sus propias palabras, el obstetra se vuelve “el amigo disponible por WhatsApp las 24 horas del día, los 7 días de la semana”, porque entiende que en ese proceso de gestación surgen miedos, dudas y emociones difíciles de gestionar sin una red de apoyo sólida. Y muchas veces, esa red comienza con el propio médico.

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La sensibilidad emocional del embarazo

De Jesús destaca que el embarazo transforma todo el cuerpo y la mente de la mujer. Desde cambios físicos como las estrías y la pigmentación, hasta alteraciones emocionales profundas.

“Hay pacientes que se sienten incomprendidas, incluso por su pareja, y es ahí donde el obstetra se convierte en su refugio”, comenta. “Muchas veces escucho: ‘Doctor, usted sí me entiende; mi esposo no’”.

Ese acompañamiento cercano se convierte en un bálsamo ante los cambios hormonales y emocionales.

Luis Manuel de Jesús, ginecólogo-oncólogo y obstetra conversa con la periodista Edilí Arias. Foto: José de León.

“La seguridad que brinda un médico empático ayuda a derribar los miedos que muchas traen desde niñas, cuando solo escuchar la palabra ‘hospital’ les generaba ansiedad”, afirma.

El parto humanizado: una experiencia respetuosa e individualizada

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el parto humanizado como una atención “respetuosa, digna y de calidad”, que incluya la autonomía de la mujer, comunicación efectiva y acompañamiento continuo.

En República Dominicana, esta visión cobra cada vez más fuerza, aunque los desafíos persisten, sobre todo en el sistema público.

“El parto humanizado no se trata solo de evitar intervenciones innecesarias, sino de crear un ambiente donde la mujer se sienta cómoda, empoderada y segura”, explica De Jesús.

“Ya sea que escuche música, reciba masajes, utilice aromaterapia o esté en una bañera, lo importante es que fluya de manera natural.”

Para lograrlo, destaca el rol de la psicoprofilaxis del parto, una preparación que abarca tres pilares: la parte teórica (educación sobre el embarazo, parto, lactancia y posparto), la parte emocional (manejo del miedo y los tabúes) y la parte física (ejercicios y preparación corporal).

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Esta formación es útil incluso para quienes tienen cesáreas programadas, ya que el componente emocional y el conocimiento del proceso aportan seguridad.

Luis Manuel de Jesús, ginecólogo-oncólogo y obstetra. Foto: José de León.

Obstáculos en el sistema público

Aunque la visión del parto humanizado se ha ido abriendo paso, De Jesús reconoce que en la red pública de salud su aplicación plena aún es cuesta arriba.

“Es difícil hablar de privacidad y comodidad cuando hay 10 parturientas en la misma sala, a veces hasta dos por cama”, denuncia.

“Ahí se pierde el espacio íntimo que este tipo de parto requiere y aumenta el riesgo de contaminación.”

Sin embargo, afirma que sí es posible implementar algunas herramientas de humanización, como la orientación emocional y física durante el embarazo, incluso en contextos limitados.

Cantar para sanar

Una escena que se volvió viral en redes sociales mostró al doctor De Jesús cantando a una paciente durante una cesárea, antes de entregarle a su bebé en brazos.

Un gesto que, más allá del simbolismo, tiene un impacto real en la paciente. “Eso le transmite seguridad”, dice.

“Si el médico está cantando, es señal de que todo salió bien, y ese instante marca el inicio del apego precoz entre madre e hijo.”

El acompañamiento emocional no termina con el nacimiento del bebé. También se extiende al posparto, una etapa que muchas veces queda desatendida, pero que es crucial para el bienestar físico y mental de la madre.

El rol del obstetra

Luis Manuel de Jesús invita a la sociedad y al sistema de salud a mirar más allá del rol técnico del obstetra.

“No somos solo quienes asistimos el parto; somos compañía, apoyo emocional, aliados en un momento sagrado. Y eso debería ser un estándar, no una excepción”, concluye.

En un país donde todavía muchos partos ocurren en condiciones de hacinamiento o bajo modelos rígidos, propuestas como la de este médico son un recordatorio de que la medicina más humana no siempre necesita grandes recursos, sino disposición, empatía y voluntad.

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Edili Arias

Edilí Arias, periodista. Especialista en temas de salud.

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