Paredes, muros y estulticia

Paredes, muros y estulticia

Paredes, muros y estulticia

David Alvarez

El concepto de un muro fronterizo es tan antiguo como la estupidez humana. La muralla china, las murallas de Troya, las de Jericó, hasta el mismo muro de Berlín, cayeron o fueron desbordados por la astucia de quienes eran impedidos de entrar.

Pero el tema es bocatto di cardinale para las mentes de extrema derecha, los autoritarios y xenófobos. Deliran imaginando un mundo amurallado donde no dejen entrar a los que desprecian.

Europa ha demostrado, aún con la crisis económica, que las fronteras están hechas para abrirse y que mayor riqueza hay en el intercambio y la libre movilidad que encerrarnos a los otros.

Los muros físicos son posteriores a los muros mentales. Si se construyen murallas es porque algunos ya las tenían dentro de su mente y corazón.

Cualquier muralla entre Haití y República Dominicana es ridícula, salvo que se tenga el contrato para construirla y eso si puede generarle buenos ingresos.

No existe entre ambos pueblos ningún obstáculo natural (desierto, rio caudaloso, cañones, altas montañas, etc) que impida a un caminante atravesarla sin mucho esfuerzo y amurallar la frontera completa es estúpido.

Cada centavo que las mentes prehistóricas planean invertir en semejante inutilidad rendiría centenares de veces más en proyectos de inversiones económicas a ambos lados de la frontera.

Un Haití y República Dominicana prósperos debe ser la meta de cualquiera que realmente ame ambos pueblos. Que la pobreza disminuya en toda la isla y que los niños haitianos y dominicanos se críen como hermanos.



TEMAS