Resultante de una visita oficial en República Dominicana el 13 de marzo 1996, el presidente haitiano Rene Preval firmó con su par dominicano, Joaquim Balaguer, la declaración conjunta para la reactivación de una idea que hacía su camino desde el encuentro entre Jean Claude Duvalier y Antonio Guzmán en Jimani el 31 de mayo de 1979.
Al convenir la creación de una comisión técnica bilateral, Duvalier y Guzmán se declararon “convencidos de que los pueblos dominicano y haitiano están unidos por un destino insular común y deben no solamente impulsar y consolidar sus lazos, sino más aun, hacerlos más dinámicos en sus intereses recíprocos”.
Los protagonistas de hace justamente 19 años este mes, por su parte, asumieron “que los problemas migratorios frecuentemente complejos ameritan una solución apropiada para el beneficio de los dos Estados dentro del respeto de los principios generalmente admitidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Lo de arriba pone en evidencia dos aspectos fundamentales de las relaciones entre los dos países: la unión por obra de la naturaleza y como miembros del concierto de las naciones y la adhesión a los tratados multilaterales de cooperación, lo cual puede aprovecharse a nivel insular a través de la Comisión Mixta bilateral dominico haitiana (CMB).
Hoy se celebra en Santo Domingo la séptima reunión de ese órgano binacional. Aunque las circunstancias sean diferentes es notable que tal como en 1996, nuevamente “soplan los vientos” del antihaitianismo en República Dominicana. Posiblemente sea la primera vez que la CMB se reúna antes de los 6 meses de rotación alterna en ambos lados de la isla.
De un máximo de 10 entidades al origen, ahora cuenta con 26, incluyendo, en el caso haitiano, un representante del sector sindical.
De la última sesión en Puerto Príncipe de noviembre de 2014 se pudiera decir que fue productiva en temas poco sensibles, tales: educación superior, medio ambiente, transporte aéreo y salud.
En este último renglón las partes elaboraron un plan binacional de lucha frente a la tuberculosis, a la vez que acordaron implementar acciones conjuntas de prevención del ébola. Asimismo, presentaron a la Unión Europea el proyecto del establecimiento de una red transfronteriza de servicios de salud.
En cuanto al comercio, no se abordó la propuesta dominicana que es prioridad de la actual administración: un acuerdo de libre comercio.
Respecto al tema migratorio, muy tardíamente y sin seguimiento hasta la fecha, los dos gobiernos convinieron buscar mecanismos de coordinación y cooperación entre el Plan de regularización (PNRE) y el Programa de documentación haitiano (PIDIH).
También, las autoridades isleñas dicen haber clarificado el procedimiento de visados de los estudiantes, sin embargo el procedimiento parece obligar a los interesados tener una situación de fuerza mayor para poder salir de la República Dominicana antes de terminar su ciclo de estudios. La comunidad estudiantil espera más luz al respecto.
Tampoco quedó clara la decisión relativa a la práctica de la Dirección General de Migración (DGM) de confiscar el pasaporte –propiedad del Estado haitiano- del visitante de regreso a su país que no pueda pagar la penalidad por permanecer más del tiempo debido.
El tema de las repatriaciones afectadas por un lado por la falta de coordinación con las autoridades haitianas, por otro con violaciones del entendimiento firmado en 1999, quedó en manos de la Comisión en víspera del operativo de expulsión sin precedentes anunciado por la Presidencia dominicana al terminar el PNRE.
Varios temas de la 5ta. sesión realizada en marzo de 2012 se quedaron en el aire tales: la creación del Fondo Bolivariano de Solidaridad con Haití; el inicio de negociaciones en vista de la regulación del transporte binacional; las negociaciones relativas al aprovechamiento conjunto de las preferencias del APE y del Cariforo; la ampliación del horario de los puestos de cruce fronterizo y los planes de reconstrucción de la carretera internacional entre otros.
Es evidente una falta de seguimiento.
Pero el mayor problema a los avances en materia de cooperación bilateral es el avasallamiento de los grupos ultranacionalistas, los cuales, para avalar su discurso de división crean la confusión sobre cooperación y fusión, lo que frena a los dirigentes.