Paraísos fiscales

La referencia común de refugios fiscales o paraísos fiscales se refiere a un país que exime del pago de impuestos a los inversores extranjeros que mantienen cuentas bancarias o constituyen sociedades en su territorio. Típicamente conviven dos sistemas fiscales diferentes.

Mientras los ciudadanos y empresas residentes en el propio país están obligados al pago de sus impuestos como en cualquier otro lugar del mundo, los extranjeros gozan en la mayoría de los casos de una exención total, o al menos de una reducción considerable de los impuestos que deben pagar.

Esto es así siempre y cuando no realicen negocios dentro del propio paraíso fiscal.

Los refugios son buscados obviamente por aquellas instituciones o personas que desean ocultar sus bienes y rentas, como en el caso de que hayan provenido de fuentes ilícitas o no pagaron los respectivos impuestos en su origen. También son perseguidos por grandes corporaciones y personas lícitas en su afán de maximizar sus rentas o esconder activos de familias, gobiernos u otras entidades.

Los más clásicos hasta ahora habían sido la isla británica de Guernsey, el principado de Lichenstein, islas caribeñas como Cayman, Dominica, Nevis, o países como Panamá, Uruguay, Suiza y territorios como Hong Kong.

Pero resulta que un estudio reciente de Bloomberg revela que el gendarme del mundo, aquel que se inventó el FACTA, que exige transparencia, que impone sanciones y castigos, los Estados Unidos de Norteamérica, se está convirtiendo en el nuevo paraíso fiscal.

Esconder activos en una sociedad limitada bajo la propiedad de un fidecomiso en el estado de Nevada prácticamente asegura invulnerabilidad de las autoridades norteamericanas y casi del mundo completo.

Una gran noticia para extranjeros que quisieran esconder sus fortunas, pero que le luce muy cínico a quien persigue con más vehemencia estos paraísos y que ahora se presta para el mismo propósito. Cosas del capitalismo.