Para poca cosa, salvo para la rápida aprobación de leyes, préstamos y concesiones que ni siquiera se toman el tiempo de leer o debatir. Sirve, eso sí, para devengar lujosos sueldos y beneficios colaterales cada mes.
Los congresistas de este país son reyes, vividores del Estado que ni en las provincias que dicen representar los conocen.
Tampoco se preocupan por sus provincias, no hacen nada en favor de estas, salvo en período preelectoral para repartir: muñecas y bicicletas, canastas de alimentos y hasta habichuela con dulce. Todo proveniente del erario de este país. Surrealismo y atraso.
En nuestro Congreso, pagado por todos, hay hombres y mujeres de perfiles bajos que se mantienen años y años siempre en la sombra, cobrando calladitos, no se expresan. También hay otros que no se callan ni debajo del agua y la corrupción les sale por las mangas. Me uno a las voces que abogan para que sea eliminado el Senado, que deje de ser un Congreso bicameral, que solo acarrea gastos millonarios.
En ese sentido, en un interesante y oportuno estudio del sociólogo Antinoe Fiallo con relación a este tema, propone lo siguiente: “suprimir el Senado y formar una Asamblea Nacional, quitar todo tipo de privilegios a los diputados y que estos estén obligados a rendir cuentas de manera trimestral.
También en ningún momento esta Asamblea podrá cambiar a su antojo la Constitución del país, para revisarla se deberá recurrir a la soberanía popular para escoger una Asamblea Popular Constituyente con ese objetivo específico.
Además, será competencia exclusiva de la Asamblea Nacional y Popular las iniciativas de convenios y pactos internacionales, los que deberán ser sometidos a referéndum sobre todo los referidos a integración, comercio y asociación política internacional.
Así como la sociedad exige adecentar las instituciones, Policía Nacional y demás instituciones del Estado, necesitamos un Congreso limpio, preocupado por los reales intereses, no por sus intereses individuales. En este país todos quieren ser diputados o senadores.
Son buenas posiciones en las que tienes que invertir económicamente para luego rentabilizar esa inversión y de qué manera!!
El Congreso, así como los demás poderes del Estado necesita urgentemente una transformación para no seguir en la senda del deterioro institucional que vivimos, donde todo vale, y la ética no existe.
Un lugar que requiere ser saneado para que esos patriotas no sigan festinando con los recursos del Estado dentro de sus bolsillos.
Sólo el Poder Ejecutivo tiene en sus manos este cambio, la eliminación de lo innecesario, pero falta voluntad… voluntad real !!!!!