Un amigo me señala el aminoplismo de quienes dicen apoyar la reforma fiscal pero sin que les afecte a ellos. Arguye que sólo esas personas o empresas se oponen a que el Gobierno busque “los fondos que se necesitan”.
¿Que se necesitan para qué? ¿Para continuar aumentando el gasto corriente, subsidios absurdos como a las EDE y nóminas estatales? Se estiman en RD$120,000 millones los ingresos fiscales adicionales por la propuesta gubernamental, quizás necesaria si fuese para incentivar más inversión privada, crear empleos productivos, aumentar exportaciones, eliminar informalidad y perseguir a evasores y omisos del ISR, ITBIS y demás obligaciones.
He visto dos detalles buenos: que mayores de 65 años no paguen IPI por su única vivienda y modificar el abusivo anticipo para personas o microempresas.
El afán reformador del Gobierno es una enorme oportunidad para corregir errores. Empero, insistir en una angurria recaudadora, en vez de un enfoque holístico desarrollista, hipertrofiará más la administración pública sin aprovechar la coyuntura.
Muchos apoyamos la visión del presidente Abinader, pero en desacuerdo con el enfoque de la reforma fiscal. No es sólo aminoplismo, sino desperdiciar una gran oportunidad para impulsar como nunca el crecimiento del país.