Nadie es dueño de la verdad absoluta y mucho menos puede apropiarse de ella como si fuera una herencia familiar.
Sin embargo, cuando la verdad se mediatiza se puede convertir, y los ejemplos sobran, en una gran mentira con la capacidad de destruir elementos con bases firmes.
Ese es y seguirá siendo uno de los graves inconvenientes que confronta desde hace muchos años la sociedad dominicana.
Todo esto es producto de los intereses políticos y económicos manifestados por elementos con capacidad de llegar a los medios por diferentes formas y métodos, con el único objetivo de desinformar y crear confusión sobre temas que a muchos grupos de poder de diferentes sectores no les interesa que la población conozca.
Aunque a veces pienso que a la sociedad, producto de esas campañas desgarradoras y costosas, se le hace difícil discernir claramente entre lo bueno y lo malo.
Esa actitud que adopta la gente tiene su explicación científica, porque con la aplicación de esa metodología se le lleva al extremo de que todo le da igual, porque “ na e na”, de acuerdo a las decepcionantes experiencias acumuladas por años.