Para decirlo bien, con o sin cinismos

Para decirlo bien, con o sin cinismos

Para decirlo bien, con o sin cinismos

Rafael Ramírez Ferreira

Porque… “La ironía es una tristeza que no

Puede llorar y sonríe”

 

Muchas veces, las palabras que

Tendríamos que haber dicho,

No se nos presentan

En el espíritu hasta que ya

Es demasiado tarde.

Gide.-

Inicia el año y por igual se inicia el golpeo desconsiderado por parte de la claque política. Han perdido el miedo ante las reacciones que pueda manifestar el pueblo. Todo se resume a que necesitan dinero y hay que buscarlo donde siempre lo han encontrado… ¡en los bolsillos del pueblo!

El petróleo baja y baja y los políticos interpretan la ley como siempre lo han hecho; a su conveniencia. Rebajan lo que les viene en ganas y sin embargo, critican a los dueños del país, esto es, los humildes, sufridos y golpeados choferes del transporte público. Los únicos que pueden hacer y deshacer son “ellos”.

Los impuestos son manejados descarada y abusivamente, porquesaben a conciencia que no habrá repercusión seria de la población. El combustible ha bajado pero en enero los productos de la canasta familiar de igual forma “e’parrriba” que van.

Y todo esto, hay que saber comprenderlo, porque después del Generalísimo, todos los gobernantes han sido buenos o quizás algunos, muy buenos, aunque con las excepciones de toda regla, incluyendo tanto al Presidente y su familia, que mataron con cuchillito de palos porque se dedicó, según los moralistas de la época y que todavía continúan inventando diabluras a diestra y siniestra, a comprar en los mercados, piñas y lechosas muy caras, para ser servida en los comedores de las Fuerzas Armadas. Y gracias a Dios que ningún Presidente de la Republica ha vuelto a comprar piñas y lechosas al mercado –según los que los sacrificaron-, porque de así ser, no hubiera un solo Presidente suelto.

Entonces, si no han sido los Presidentes los culpables de nuestras actuales y futuras desgracias, incluyendo la desvergonzada deuda “eterna”, quien es. Podría fácilmente ser el mismo pueblo por pendejo y dejar que hayan hecho y desecho a su antojo con los erarios puestos a su disposición para beneficio de las grandes mayorías pero, aun así, es posible que este pueblo, por sumiso, permisivo y “abobao”, esto es, enfermo de carácter, tampoco sea el culpable sino; los desvergonzados que han sido “elegidos” unos, y otros que han “heredado” las posiciones de “representantes” de los intereses del pueblo y que solo han sabido decir el famoso corroboro o el levantamiento de su mano de acuerdo a las directrices que les han bajado, no precisamente el pueblo el cual los eligió para que los defendiera, sino de un Comité o un Poder Ejecutivo complaciente, permisivo y dadivoso.

Porque aquí todo tiene que ser el Presidente sin que los funcionarios saquen una gata a mear, es decir, no hay responsabilidad para ejercer sus funciones aunque, para las indelicadezas no esperan el visto bueno del Ejecutivo.

Ahora la mente creativa e increíblemente teórica o calenturienta de un diputado producto del clientelismo político para crear plazas para vagos, lacras y vividores a costa del Estado, se destapa con un proyecto de ley para crear un Instituto de “Bienestar” del Dominicano Residente en el Exterior, para garantizar su reinstalación; disfruten de un apoyo económico; seguro médico y otras sandeces mas aunque, por igual, debió incluir que ese adefesio iba a sustituir a los Cónsules y demás yerbas que están por esos lejanos lares.

Pero, estamos comenzando el año, y no debemos cantaletear y batir mucho lo mismo de siempre para evitar un hedor tan fétido en un año que recién inicia. El 4% bien de bien. Todo bien; no hay porciento por parte; las construcciones de primera; todo bien, porque el hecho de que determinados concursos, principalmente en el interior del país sean colmados por compañías recién creadas y cuyos dueños sean abogados ligados a la maquinaria que mueve la cosa, no significa necesariamente que no sean “constructores”, aunque eso sí, ¡a su manera!Por lo demás, todo bieennnn. ¡Si señor!



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