Generalmente uno de los temas en la Cuaresma cada año versa sobre las primeras tentaciones hechas a Jesús el Cristo, que se encuentra en Mateo 4: 1-11, y contiene la forma magistral de su rechazo a las mismas.
Estas deben servir de motivación espiritual y modelo de conducta de dirigentes religiosos, políticos, profesionales, industriales, comerciantes, militares, policiales, sindicalistas, financieros, en fin a toda persona creyente o de buena voluntad.
Durante la Cuaresma y más allá, la historia de la tortuosa insinuación diabólica hecha a Jesús, su formidable rechazo de la misma, debe servir para sensibilizar la conciencia, rectificar la mente, modelar la conducta, definir el carácter, y hacer patente una forma apropiada para imitar.
Fueron tres las pruebas que la maligna mentalidad presentó al Rabí de Galilea, y las respuestas de él se basaron en citas del libro de Deuteronomio 8:3 (ss) dando vigencia del poder divino en las Santas Escrituras.
La primera tentación diabólica fue: “Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan…”. A esta Jesús respondió: “La Escritura dice: No solo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios”. (Mateo 4: 4).
La segunda prueba de tentación fue llevada a cabo en la parte más alta del templo en Jerusalén, donde Jesús había subido.
La prueba demoníaca fue así: “Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque la Escritura dice: Dios mandará que sus ángeles te cuiden”.
La tercera y última tentación en esta ocasión fue en un cerro muy alto, de donde se podía ver y contemplar el ambiente del mundo secular con su esplendor de poder secular y las grandezas de la magnificencia material.
Sin duda alguna, estas virtuosas respuestas de Jesús a las insinuaciones diabólicas pueden y deben servir de escarmiento a los malos pensadores, actores malintencionados y corruptos que abundan en el país.